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miércoles, 6 de julio de 2016

SOÑANDO A LO GRANDE

Los primeros amigos, los amigos de la infancia siempre han sido un gran tema para una buena película, ya sean imaginarios (Algo que no es patrimonio exclusivo de los niños, o si no que se lo digan a El invisible Harvey) o reales, pero hay muchas veces que se cruza esa fina frontera al ser este particular amigo un ser de otro mundo como sucedía con el pequeño extraterrestre de ET ...y para gran parte de su equipo esta sigue siendo una fórmula más que golosa por lo que muchos repiten en Mi amigo el gigante.
 La pequeña Sophie vive en un orfanato y durante sus noches de insomnio lo recorre con la única compañía del gato de la casa. Una noche este salta por la ventana y al asomarse para ver que hace atisba en la oscuridad un ser gigantesco, pero este se da cuenta de que le han descubierto y la lleva con él. A grandes salto llegarán al país de los gigantes, donde él es el más pequeño y además el único que come verduras en lugar de personas, como sí hacen sus emormes compañeros que prácticamente le doblan en estatura. Desconfiados en un principio y temerosos de que  los otros gigantes descubran la presencia de lo que para ellos es un tierno bocado sin embargo poco a poco niña y gigante se hacen amigos, y sobre todo cunado este le cuenta a que se dedica: es un cazador de sueños, y Sophie no desea más que ayudarlo.
Fábula infantil sobre el valor de la amistad y el poder mágico de los sueños la película se basa en el libro de Roald Dahl El gran gigante bonachón (autor cuyos libros han dado pie a éxitos cinematográficos como Charlie y la fábrica de chocolate) y supone el retorno de Steven Spielberg al cine infantil tras un puñado de filmes de corte histórico.
Con una ambientación que, aunque en realidad resulte una falsa impresión (encontraremos teléfonos e incluso helicópteroe), nos remite a los cuentos de corte victoriano, inmersa en un Londres monumental que dará paso al más agreste país de los gigantes, la película nos presenta a una protagonista resuelta y curiosa que se encuentra con un ser sobrenatural con el que en un principio no parece conectar y cuya relación resultará el eje de todo el metraje, uniéndose tanto por su carácter de inadapatados (ella una huérfana solitaria, él un gigante minúsculo acomplejado por unos compañeros de especie que se comportan como auténticos abusones) como por ese fantático oficio de cazador (y casi proveedor) de sueños que cambiará el destino de sus protagonistas.
Mi amigo el gigante es una película de cuidada factura, con una elegante banda sonora y una cuidada dirección artística que se funden con un apartado visual que nos deja imágenes tan hermosas como la de la fusión de sueños (cuyas sombras vemos en la pared) o la huída del gigante de Londres con la terrorizada Sophie mientras se oculta de testigos indeseables, y que quizás sea la mejor escena de la película, revelando la buena mano de su creador.
Pero Mi amigo el gigante también es una película que gradualmente pierde su ritmo y que abusa en exceso de elementos demasiado literarios (la narración del sueño de la llamada telefónica, con su miguita patriotera incluída), revelándose pronto como un producto excesivamente infantilizado, y no de ese modo que tienen algunas obras que hacen disfrutar tanto a nuños como a mayores, sino como cinta destinada a un público de corta edad, que seguramnte disfrutará más con sus chistes de humor grueso (las flatulentas consecuencias del consumo de la bebida de los gigantes, que acaban haciendo mella en la corte de la Reina, perretes incluídos) que su adulto acompañante que no puede más que quedarse bastante perplejo.
No entraré en cuestiones repecto a la fidelidad de la película al libro original, material que conozco más de oidas que por lectura directa, pero Mi amigo el gigante supone un cuento correcto, que no memorable, y que salvan los atisbos visuales del buen filmar de Spielberg y una protagonista que sabe actuar con naralidad ante un ser antinatural (del aspecto visual de este y otros gigantes hablarmos en otra ocasión, pero chirrían tremendamente en la retina de un espectador que ha sabido disfrutar sobremanera con el buen trabajo con los efectos especiales que suele acompañar a las obras de Spielberg), pero que no dejará la pátina indeleble de otras fantasías que nos hiceiron soñar más que , irónicamente, las hermosas presas de ese bonachón gigante.
Para completistas y niñoa deseosos de fantasía Mi amigo el gigante se estrena el 8 de julio en las salas comerciales

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