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martes, 16 de febrero de 2016

HASTA EL TUÉTANO

Hubo una época muy, muy lejana en que cualquier elemento que oliera a mafia venía de Estados Unidos, con o sin herencias italianas (o casi ya hilando delgado, sicilianas), ya fuera bajo la ley seca o ya más próximos a nuestros días. Sin embargo poco a poco atravesar la mítica frontera no suponía la libertad...sino encontrarnos con nuevos tipos de crimern, como hemos podido ver en cintas como Traffic o la muy recomendable Sicario, e incluso  en el arranque de la curiosa y brutal México bárbaro. A este peligroso terreno se acerca El mal que hacen los hombres.
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Santi lleva décadas trabajando para Lucho, jefe de un cártel criminal, pasando horas junto a sus compañeros en una nave abandonada mientras espera nas instrucciones que pueden ir desde un envío a una ejecución. De vuelta de todo sin embargo un día les llega un pequeño saco con algo en su interior que no deja de moverse: su contenido una niña pequeña que pregunta por su papá, y que deben manterner con vida hasta que reciban la orden de liberarla o matarla...srrá solo el comienzo de un proceso que empezará a poner en jaque sus límites.
Con dos escenas cotidianas, la de una pareja que ve interrumpida su romámtica velada por una llamada del jefe de él y la de un hombre qe compara comida en un puesto callejreo se abre El mal que hacen los hombres, una película sobre el brutal mundo de los cárteles mejicanos, no ya desde el prisma de los equipos qeu los combaten sino bajo la mirada de aquellos sicarios de los últimos escaños sometidos a las órdenes del jefe de turno, sean las que sean.
Ambientada en un mundo árido y hostil, tanto en las escenas nocturnas en la solitaria nave en la que "trabaja" el protagonista como durante el día, sin que la presencia del sol contribuya a animar un ápice ese microcosmos fuera del que sus personajes no parecen tener cabida, nos encontramos ante una película sin concesiones, que nos acerca a un mundo criminal capaz de adoptar las medidas más duras para lograr sus fines, incluso acabando con aquellos que suponen una mínima amenaza (el episodio del mendigo) y sin importarles el mal que pueden hacerse a ellos mismos (el destino de la amante de Santi).
Bajo la mirada de una muerte siempre presente (como vemos en el perturbador mural de la Virgen de Guadalupe cuyo rostro ha sido sustituído pou una calavera) y signos casi apocalípticos (el sermón) la película arrasta un signo fatalista, acumulando toda una serie de brutalidades cuya culminación será el episodio de la motosierra (cuya resolución no revelaremos) y marcará el aciago destino de buena parte de sus personajes. Sin embargo a pesar de la gran idea de arranque (el secuestro de la niña) y unos elementos casi poéticos (no en vano su título es de raíces shakesperianas) la cinta pierde ligeramente el ritmo en su parte central, dejándonos la sensación de que se limita a escarbar más en su dimensión más brutal que en unos personajes que sin embargo nos dejan una serie de ingeniosos diálogos (el relativo al perro) e incluso alguna pincelada de humor en medio de tanta barbarie (el uso de la bolsa de papel), y que poco a poco van revelando sus capas (el flashback de los yonquis).
Con buenos elementos de arranque y un buen trabajo de actores así como una más que correcta puesta en escena (impresionante la parte de la nevera llena de cadáveres en distinotos estado) la película nos acerca otra vez al género de secuestros en una de las condiciones más brutales posibles, arastrándonos a una fábula sobre la maldad humana con alguna escena gore de esas que ponen a prueba el estómago del espectador.
Un cuento cruel con un resquicio para la esperanza El mal que hacen los hombres se estrena el 19 de febrero en las salas españolas

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