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miércoles, 12 de noviembre de 2025

DRÁCULA. UNA HISTORIA DE AMOR. Aquí huele a muerto...

 

Los vampiros nunca pasan de moda. Y Drácula todavía menos. Pero en el caso de la versión que hoy nos ocupa lonque sorprende es que tras la cámara se oculte un nombre que es inevitable asociar al cine de acción: Luc Besson. Así y con el subtítulo de una historia de amor se presenta una cinta que haciendo honor a ello resulta más romántica que terrorífica.
La sombra del "Drácula de Bram Stoker" es alargada. Una delicia visual por obra y gracia de Coppola que dejó huella pero cuyo argumento espiritualmente quedaba lejos del texto del irlandés. Más que basarse en la novela la cinta de Besson parece un remake nada velado de esta. La amada muerta, el príncipe guerrero, la búsqueda de su alma reencarnada...aunque en este caso en vez de Van Helsing nos topamos con un sacerdote experto en criaturas oscuras (interpretado por un Christoph Waltz que nos deja una sensación de déjà vú), Lucy y Renfield parecen fusionarse en la entregada vampira María y en vez de las tres bellas chupasangres del castillo transilvano a Drácula le sirven unas gárgolas cuyo diseño parece más digno de una cinta para toda la familia.
Una dirección artística y vestuario cuidados pero se permite bastantes libertades en cuanto a fidelidad histórica se refiere (y que fusila bastante el look de Gary Oldman en la obra de Coppola), un parco sentido del ritmo y un reparto que a veces pivota entre la inmovilidad y el histrionismo no ayudan precisamente a sumergirse en una fábula gótica que nos regala algún momento tan sonrojante como la íntima escena que abre la película. Sí, no se puede negar que es una historia de amor, pero no precisamente de amor a un personaje que es uno de los grandes clásicos del cine y la literatura. Para completistas...aunque en sus contadas escenas de acción encontramos la mano de un artesano del género. El que tuvo retuvo,  pero ante esta incursión en el fantástico 'zapatero...'. El público lo agradecerá.


"Drácula. Una historia de amor" llega a los cines el 21 de noviembre.

THE RUNNING MAN. Un mundo implacable

 

Entre It y las novelas que publicó bajo el pseudónimo de Richard Bachmann, Stephen King lleva un año de lo más redondo en cuanto a lo que a adaptaciones se refiere. La última en llegar, "The running man", no resulta un nombre desconocido y no sólo por el libro sino por la cinta de los 80 protagonizada por Arnold Schwarzenegger que ha sabido convertirse en una película de culto. Pues bien, aquellos que busquen en su cine más cercano un remake de esta van a sentirse decepcionados, porque lo que encontrarán es una historia mucho más fiel a la novela (aunque se permita un simpático guiño). Pero esa posible decepción se borrará de un plumazo al encontrarse con una historia de acción clásica que no deja un respiro ni al espectador ni a su protagonista.
Ben Richards, un padre de familia que no consigue un trabajo para mantenerla en una América distópica en la que a falta de pan el circo se desborda, va a convertirse en el hombre más buscado del país por obra y gracia del programa más visto de la televisión. Su odisea va a ser la excusa ideal para todo un festival de persecuciones, tiros y explosiones pero que en el que además de para el humor hay espacio para la crítica más ácida. Con un director, Edgar Wright, que no es un novato en estas lides y sabe imprimir buen ritmo a la trama, como ha demostrado en cintas como " Baby driver", "The running man" es puro cine de palomitas, con un protagonista con un serio problema de control de la ira pero de corazón de oro, un villano lleno de recursos al que da gusto odiar y unos secundarios que saben dar el puntito de sal a una trama sencilla pero absorbente.
En un momento en el que se han popularizado los juegos mortales en la ficción esta película puede no resultar el culmen de la originalidad, pero lo suple con el buen partido que saca de sus elementos, dando pie al entretenimiento puro y duro aunque sin eludir el deseo de no caer en la intrascendencia, y más cuando la manipulación de la imagen y la creación de vídeos hiperrealistas gracias a la IA están a la orden del día. Frente al tono trágico de "La larga marcha" y el terror de " It" aquí se opta por la pirotecnia, aspirando al más difícil todavía. Espectáculo con todas las letras que pide la pantalla grande ningún fan de la acción debería perdérselo. El niño grande que llevamos dentro os lo agradecerá.
"The running man" llega a los cines el 21 de noviembre.



martes, 11 de noviembre de 2025

LA LARGA MARCHA. El viaje a ninguna parte

 

Es increíble como poco a poco nos hemos ido acostumbrando a esos futuros distópicos en los que un grupo de adolescentes más o menos creciditos acaban destripados para disfrute de una audiencia futurista, algo que en el fondo no deja de ser heredero de esa "Battle royale" basada en la novela homónima estrenada ya hace un cuarto de siglo. Pero antes de libro y película nipones ya Stephen King nos había llevado a un terreno familiar con La larga marcha, en la que el resultado, aún siendo el mismo, no dependía de las habilidades letales de los personajes sino de su resistencia física. Precisamente el director de una de las sagas de referencia de este subgénero, Los juegos del Hambre, Francis Lawrence, se sitúa tras la cámara en esta adaptación que llega en breve a nuestras pantallas.
Distopía de manual, aunque no nos dan muchos datos aparte de que ha habido una gran guerra que ha sumido EE.UU. en la miseria, esta cinta pronto entra en harina. Aunque nos va a pedir contados momentos de suspensión de incredulidad como más de un personaje sin dobleces, su premisa es tan salvaje como sencilla: 50 jóvenes deben caminar hasta que, por agotamiento u otras circunstancias, solo quede uno, y sin parar o frenar el ritmo. Los que incumplan las reglas serán acribillados hasta la muerte pero el que sobreviva verá su futuro asegurado y podrá pedir un deseo. Todo esto no deja de resultar familiar al espectador, pero el que espere encontrar en esta cinta  referencias mediáticas, triángulos amorosos,  deux ex machinas o flashbacks que nos permitan encariñarnos con los personajes va a sentirse decepcionado. "La larga marcha" es un film sobrio, desnudo, en su concepción y puesta en escena que salvo algún breve episodio, más un sueño que un recuerdo, ni va a apartarnos de esa carretera que se va a convertir en la tumba de muchos ni va a dejarnos saber algo aparte de lo que nos permitan conocer los diálogos. Y aun asi consigue mantener en todo momento el interés, por supuesto sin renunciar a alguna revelación, más de un secreto y el inevitable giro inesperado (que va a separarlo de la historia original) pero sin estridencias más allá de un gore ligero que pierde fuerza tras el impactante primer disparo o una escatología que supongo intenta añadir a su manera realismo a una competición tan demente como es esta que solo conduce a la muerte o a la victoria.
Con más de un aspirante a villano aunque el que se lleve la palma es un Mark Hammill tan deshumanizado que en ningún momento llegamos a ver unos ojos ocultos tras unas lentes reflectantes "La larga marcha" es una cinta que sabe sacar buen partido de su material de origen. Sus contados cambios respecto al libro sientan bien a este espectáculo granguignolesco que nos convierte en auténticos voyeurs que desean tanto mantener como apartar la mirada. Una historia que a pesar de las décadas y puede que más ahora no pierde vigencia e invita al debate, aunque quizás pida un poco de trasfondo. Aún así una buena adaptación de ese mago del horror que en este caso no necesita elementos sobrenaturales para invitarnos al escalofrío: el ser humano basta.

"La larga marcha" llega a los cines el 14 de noviembre.