Hay una materia en la que tengo que reconocer que soy como una niña pequeña: me encantan las películas con marionetas. No me refiero a los muppets y similar, ficciones orientadas principalmente al público infantil entre las que no puedo negar hay piezas deliciosas, sino a aquellas piezas orientadas al público adulto que ceden a los títeres el total o parte de los papeles del reparto como la reivindicable "Team America" o " Jackboots on Whitehall" (con una trama alternativa en torno a la II Guerra Mundial), por no mencionar la controvertida "¿Quién está matando a los muñecos?" y si se me permite atravesar la frontera del surrealismo "Gritos en el pasillo", la primera y hasta el mentó única cinta protagonizada por frutos secos. "The Vourdalak" basado en un cuento de Tolstoi (no ese Tolstoi) se une a esta plantilla con una obra que aúna seres humanos y marioneta en un gótico cuento en torno la figura del vampiro.
La trama le sonará a cualquier amante del género: viajero perdido en siniestra zona fronteriza busca refugio en peculiar mansión local, sólo para descubrir que esta oculta un secreto que amenazará con arrebatarle la cordura primero y la vida después. Una historia que no deja de remitirnos tanto a la escuela Corman y derivados como a esa época en que el cine francés nis regaló una buena tanta de peliculas de corte fantástico y ambientación histórica como "El pacto de los lobos", solo que en esta ocasión con menos acción y menos presupuesto.
Con el toque exótico que aporta la familia que va a ayudar a nuestro héroe, entre lo magiar y lo romaní frente a un protagonista ataviado a la moda francesa, rostro enpolvado incluido, en un escenario que se pierde entre un bosque inhóspito y una vivienda que se antoja ermita abandonada "The Vourdalak" tiene, aunque sencilla, una marcada voluntad estética. Y si hemos sido buenos y asistido a un ligeramente inquietante prólogo que en ningún momento se va a salir de los márgenes de lo esperado asistiremos a la llegada del gran protagonista de la función: el Vurdalak propiamente dicho.
Un ser que se pasea a la luz del día y el perfecto híbrido entre el Nosferatu de toda la vida y un esqueleto y que no oculta en ningún momento su condición de títere. Ese es el momento en que el espectador debe optar por la carcajada y tomarse la cinta a cachondeo o dejarse atrapar por esta figura fascinante, a tamaño natural y de voz profunda que nadie en ningún momento podría confundir con una persona real, pero que se va a apoderar del resto del relato, dejándonos imágenes tan hermosas como aquella en la que se alimenta de una de sus víctimas arrastrándose desde una oscuridad absoluta.
"The Vourdalak" es un delicioso cuento de terror para niños grandes, parco en sorpresas pero rico en atmósfera. Una rareza para los amantes del fantástico más clásico que van a disfrutar de una obra que es buena aunque tímida heredera del cine de monstruos de la hammer, dejando un sabor agradable pero no invasivo. Y sobre todo un personaje tan grotesco como memorable digna de incorporarse al panteón de los vampiros más originales del septimo arte.