Legos del Monigotorium

lunes, 14 de noviembre de 2016

SÍ O SÍ

Como fan del género he de reconocer que algunas de mis cintas favoritas de terror rozan, o bien superan ampliamente la cuarentena, con títulos como La profecía, El exorcista o Al final de la escalera y temáticas que se alejan de nuestro querido slasher para introducirse por sendas más fantasmales y satánicas. Sin embargo durante los últimos años, merced a la siempre recomendable filmografía de James Wan, parece haber una pequeña tendencia a ubicar nuestras queridas peasdillas en este período, en una suerte casi de lo que me gustaría denominar terror yeyé, con películas como las dos partes de The conjuring (La primera una obra maestra, la segunda una miguita menos) o la segunda parte de Insidious. Al carro se apunta una nueva secuela y no precisamente de Wan...hoy hablamos de Ouija. El origen del mal.
Estados Unidos, años 60. Una viuda y sus dos hijas sobreviven gracias a sesiones de espiritismo manipiladas en las que la madre, con ayuda de las chicas, finge hablar con los muertos para consolar a sus desolados familiares. Buscando mejorar su negocio adquiere una ouija, un juego que se ha popularizado recientemenete, y pronto su hija de nueve años, Doris, empieza a revelar un asombrosos don real para comunicarse con los muertos, a través del tablero y el que dice ser el espíritu de su difunto padre. Pero el carácter y comportamiento de Doris empiezan a cambiar y su hermana mayor, Lina, empieza a sospechar que quizás haya algo más oscuro detrás de este presunto milagro.
Segunda parte y a la vez precuela de la olvidable Ouija que pudimos ver en los cines hace un par de años, fruto de la compra de los derechos del popular juego de hasbro al igual que otras cintas como Battleship (si, el hundir la flota de toda la vida, que al igual que la ouija muchos habrán jugado con una hoja de papel pintarrajeada, pero es que en los USA lo franquician todo...).
Con unas eficaces dirección artística, vestuario y perluquería que consiguen transportarnos a los años 60 (hasta en los créditos que abren la película...y es que tiene hasta el detalle de que, aun siendo una copia digital vemos las marcas de cambio de rollo en la esquina superior derecha, las populares cigarette burns) la película nos cuenta la historia a la que hacián referencia algunos personajes de la primera parte y que era el origen indirectamente de los macabros sucesos que tenían ligar en esta, pero para cuyo disfrute no es imprescindible en absoluto haber visto esta primera entrega...yo incluso recomendaría que si no se ha hecho previamente se intente prescindir de ella, y verla si todavía nos pica la curiosidad a posteriori. Nos encontramos ante uno de esos pocos casos en que la secuela supera ampliamente a su mediocre original, una película más tópica y con menos encanto que esta Ouija . El origen del mal que nos ocupa.
Así nos encontramos con una trama de terror clásica con un más que correcto elenco de actores (a destacar las intérpretes más jóvenes, en especial la de la joven Doris, que con su caracterización casi se nos antoja una muñeca diabólica en toda regla) y algún momento realmente perturbador, como aquellos en que la niña mira a través de la lupa del puntero de la ouija (algo que también se hacía en la primera parte pero aquí major explotado), y que conecta bien con un espectador aficionado al cine de terror más clásico que se encuentra un buen puñado de pequeños guiños ...pero este encanto se rompe en el último arco de la trama. Una vez reveladas las explicaciones del horror que se ha ido introdicuiendo poco a poco en las vidas de los protagonistas (entre los que por no flatar no falta ni el cura) la hisotoria adquiere unos tintes grotescos e incluso absurdos que no la benefician, y que nos devuelve a terrenos más trillados y no ya en forma de guiño u homenaje, perdiendo mucho de lo que había logrado hasta el momento.
Ouija. El origen del mal es una cinta de terror que logra inquietar en varios momentos (en otros se limita a sobresaltar, pero es algo a lo que ya estamos acostumbrados) pero que a pesar de contar con un buen conjunto de materiales no logra convertirse en el clásico que podrái haber llegado a ser, dejándonos una historia de ritmo irregular pero que consigue mantener el interés del espectador y que por desgracias se deshincha en el momento en que tendría que haber dado el do de pecho. 
Correcta cinta de terror con mejor comienzo que desenlace, una película con un buen puñado de aciertos que entretiene aunque no permanezca indeleble en la retina

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