Legos del Monigotorium

viernes, 20 de mayo de 2016

DESBOCADO Y SIN FRENOS

En esto del séptimo arte siempre ha habido ficción y no ficción pero no sé por qué hay subgéneros a los que, aún en los reinos de la ficción, les sienta mejor el inspirarse en hechos reales, y uno de ellos por derecho propio es aquel dedicado a los deportes. Si bien alguna de las grandes, como la Disney, ha conseguido vendernos con mayor o menor fortuna numerosas comedias deportivas (hasta de jockey) las que han conseguido introducirse bajo nuestra piel y grabarse en nuestras retinas suelen ser aquellas inspiradas en alguna gesta real (con el permiso de excepciones tan honrosas como el señor Focky Balboa). De este palo nos llega una cinta inspirada en una de las historias que más han sorprendido en los últimos años: su protagonista real Lance Armstrong y el nombre de la película The program.
Lan ce Armstrong es un joven y competitivo ciclista. Ante su primer tour solo aspira a divertirse y ganar alguna etapa pero pronto se dará cuenta de que las cosas no son tan sencillas y comenzará a coquetear con ciertas sustancias para mejorar sus resultados deportivos. Sin embargo tras superar un horrible y avanzado cáncer testicular con numerosas metástasis volverá con más fuerza, decidido a triunfar y, paralelamente, crear una fundación para luchar con la enfermedad que casi acaba con su vida y carrera. El éxito no tarda en llegar, convirtiéndose en el hombre que ganó siete tours. Sin embargo sus victorias son fruto del uso de numerosas sustancias y pronto empezará a ser objeto de numerosas sospechas que por el momento nadie parece capaz de probar.
Historia de ascenso y caída de un ídolo muncial the program es un drama que nos cuenta la historia real de un hombre que parecía poder ganarle a todo, tanto a la enfermedad como a sus rivales, pero cuyos éxitos no eran solo fruto de un espíritu competitivo sin símites y una voluntad encidiable.
Partiendo de una escena que da testimonio tanto del esfuerzo como del vértigo y la euforia que implica la competición a alto nivel la película nos cuenta la historia de Armstrong desde sus comienzos en el tour de Francia, pero esbozando apenas un par de pinceladas de sus primeros coqueteos con las sustancias prohibidas, para rápidamente pasar al episodio de su titánica lucha contra el cáncer, que a pesar de mostrar algún momento de gran crudeza (sus intentos por andar solo, el comienzo de la intervención craneal que, a pesar de ser apenas sugerido, hasta nos duele), también se nos revela de un modo casi fugaz.
Así tras una primera parte de la película en la que el joven Lance se convierte en el campeón Armstrong que todos conocidos y que, intercalada por fragmentos de sus victorias, se antoja excesivamente acelerada y sin profundizar en exceso en las psiques y motivaciones de sus protagonistas (el noviazgo más rápido de la historia: le pregunta si le gusta la pizza, las ostras y la comida italiana y a los dos segundos ya asistimos a la boda...y a la señora Armstrong apenas si las volvemos a ver el resto del metraje...bueno a los hijos solo se les menciona, pero esro no es precisamente un drama familiar) prointo asistimos al meollo del coqueteo incesanrte entre nuestro protagonista y el dopping, y como este afectó a sus compañeros de equipo, muchos con menos suerte que él .
Con un estilo sencillo pero cuidado, con un inteligente uso de sus recursos (el lento fundido a negro de la imagen de un Floyd que empieza a dudar), y con un original empleo de un casi omnipresente color amarillo brillante, el color del ganador del tour (desde los rótulos a los detalles más nimios, como una pulsera) lo mejor de la película es su convincente reparto, con su inquietante protagonista a la cabeza, y que cuenta con más profundidad como actor que las que le proporciona un guión que en numerosoa ocasiones se antoja más acelerado que otra cosa (lo cual no deja de ser irónico en una cinta como esta) y que parece casi pasar de puntillas por numerosos episodios de la vida del ciclista.
The program es una película de antihéroes, pero tiene más de anti que de héroe, con un protagonista que si bien tiene algún destello lunimoso (la visita al hospital infantil) no hace sino mostrarnos la figura de un tramposo conscinete que acaba escudándose incluso con aquellas cosas que le hacen más valioso ante unos admiradores ante los que es todo un ejemplo hasta a nivel personal (la firma de libros), un individuo que. como él mismo afirma, no se rinde, ni para bien, ni para mal
Para amantes de los dramas con base real The progran se estrena el 24 de junio en las salas comerciales.

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