Legos del Monigotorium

lunes, 6 de septiembre de 2021

SUSHI DE AMOR

Es curioso que mientras vemos como en el cine de animación de los últimos años sis alegres personajillos pueden cantar llamándose c***** h***p***, culminar una cinta protagonizada por alimentos antropomorfo en una orgía o llevarnos a terrenos las oscuros como la guerra de Siria todavía vuelven regularmente animes de corte romántico con una fuerte tendencia hacia lo lacrimógeno. Y la fórmula parece seguir funcionando, como quiere demostrar Josee, el tigre y los peces.

Melodrama de hermosa factura la película arranca, con matices, como una suerte de Heidi 2.0. Solitaria chica en silla de ruedas aislada en su domicilio, en parte por su carácter arisco, en parte por una abuela asustada por el mundo exterior, (aunque ignoro cuanto hay de real respecto a la situación de las personas en la situación de la protagonista en el país del sol naciente, porque parece literalmente que ni les ven) conoce a chico soñador y este, poco a poco, va sacándola de su cascarón y enseñándole un mundo lleno de posibilidades. Con una protagonista de armas tomar (su primer contacto físico es literalmente un mordisco) y un protagonista que, de puro abnegado, podríamos calificar de muchas maneras, hacen que nuestra percepción de la cinta, no vamos a negarlo, sería muy distinta si se invirtiesen los roles, presentando una relación de dependencia, forzosa en un principio, que va avanzando hasta convertirse en algo más. 

Con unos personajes y situaciones que solo son posibles en el anime y que nos sumen en una continua sensación de déjà vu la película funciona por una estética en la que destaca su diseño de escenarios (maravillosas las escenas bajo el agua) y una impecable animación. El cuidado a los detalles, como los cambios de peinado y vestuario de Josee a medida su mundo cambia, o la animación de personas y animales consiguen atrapar con una historia sencilla en trama pero compleja en sentimientos.

Aunque los protagonistas gestionen más sus emociones como adolescentes que como adultos (uno está acabando la carrera y la otra dice ha cumplido ya 24 años) no se puede negar su carisma especialmente cuando se dejan llevar por sus vocaciones. Atrapados en un drama in crescendo hasta cierto punto (ese accidente que puede cambiar la vida de ambos para siempre) su historia se ancla profundamente en el apartado emocional, con una chispa de culebrón y un atisbo de crítica social que nunca llega a florecer del todo. Imprescindible para los amantes del soho más romántico lejos ya de elementos fantásticos y otros envoltorios superficiales la película destaca su apartado visual dejando su argumento para el deleite de los amantes del amor con ganas de darle a la lágrima


Josee, el tigre y los peces llega a los cines el 10 de septiembre.

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