Legos del Monigotorium

jueves, 18 de marzo de 2021

EL BAILE DE LOS MONSTRUOS




No sé si en algún momento podremos hablar de las adaptaciones de videojuegos a la gran pantalla igual que lo hacemos de las de cómics, que a pesar de destellos como el Superman original o el Batman de Tim Burton fueron dando bandazos durante décadas hasta convertirse en el fenómeno de público ( y ojo, en ocasiones incluso de crítica, ahí está Logan para dejar el pabellón bien alto) que es hoy. Pero no será por no intentarlo, con títulos como Super Mario Bros, Silent Hill o Assassins' creed. 

Y si hay un director que lo ha intentado, y con ganas, es Paul W.S. Anderson, director de Mortal Kombat, la saga Resident Evil y ahora de Monster hunter, adaptación de un juego nipón que aunque ha conseguido abrirse poco a poco paso en occidente siempre ha  tenido un éxito muchísimo mayor en su país de origen.

Ante una inspiración que tira más por la jugabilidad pura y dura que por un argumento lineal al uso la película opta por un giro que nos remite a cintas como Stargate, estableciendo dos universos paralelos conectados por un extraño pasaje. Presentando el viaje de un grupo comandado por Milla Jovovich, musa del director, a un extraño mundo desértico de corte apocalíptico que casi se nos antoja un Waterworld de secano, la cinta no vacila en exhibir con todo lujo de detalles los gigantescos y temibles seres del título ( no en vano entre otros la mítica Toho está detrás). Pero en más de una ocasión la trama se ciñe a eso y poco más, aún coqueteando con el género de la buddy movie, merced a un Tony Jaa con el que la protagonista parece relacionarse, manteniendo las distancias, siguiendo el rol indio-vaquero del cine de otras épocas (hasta conquista su amistad con una tableta de chocolate).

Monster hunter se pierde entre recursos como la panorámica o la cámara lenta, con un guión que parece más el primer episodio de una saga (y si le dejan a Anderson probablemente lo será) que una película completa. La simpleza de su historia, elementos casi surrealistas (ese gato antropomorfo) y unos personajes apenas esbozados, aún con agradables sorpresas como la presencia del icónico Ron Perlman, lastran una cinta que gana cuando se pierde en la intrascendencia de la acción pura y dura.

De espíritu ochentero (solo basta escuchar unos compases de su banda sonora...y si no, a ese montaje de entrenamiento-preparación de armas me remito) Monster hunter no es la cinta más deslumbrante de un año cinematográfico que todavía aspira a recuperar su normalidad pero merece verse, por lo apabullante de su sonido y escenarios, en la pantalla grande. Una cinta de aventuras, bichos gigantescos y una Milla Jovovich que sigue demostrando su valía como heroína de acción. Para pasar un buen rato de entretenimiento muchas veces no hace falta más. 

Monster hunter llega a las pantallas españolas el 26 de marzo.


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