Cumpliendo ya casi la semana el ya último día de Nocturna no podía empezar mejor, con la presentación del esperado musical El jovencito Frankenstein y el flamante palmarés, destacando el Paul Naschy a la mejor película (que también se llevaría el correspondiente a mejor director) para Ghosland y el del público (amén del de guión) para Mirai, mi pequeña hermana. Mejor actor para Piercing y actriz para What keeps alive serían otros premios destacados, además de los efectos especiales para The nightshifter, Mejor película Dark visions para Vuelven (tigers are not afraid). Menciones especiales para The invocation of Enver Simaku y St. Agatha, y premios para los cortos Amancio vampiro de pueblo y Baghead redondearon una lista muy completa y repartida.
Pero la llegada de la tarde exigía más cine. Tras el breve pero con sorpresa corto Movie time llegó una película que se apartaba del terror que ha protagonizado la mayor parte del festival, Please stand by. Original road movia protagonizada por una chica autista que decide viajar sola hacia Los Ángeles para presentar a un concurso un guión inspirado en la mítica Star Trek la película es una dramedia dulce llena de momentos entrañables, así como unos cuantos tópicos de la huida de casa a los que nos ha acostumbrado el cine hollywoodense. Unos personajes entrañables y un buen sentido de ritmo hacen de esta una de esas películas que se ven con agrado, de esas que aunque ni innoven ni nos sorprendan en exceso albergan toda la magia de lo que es ser fan.
Aunque Don Mancini ya había recogido su flamante premio la noche de la inauguración otro momento homenaje quedaba pendiente; el de la proyección de la emblemática Muñeco diabólico, tras un emocionado discurso de Don Mancini (que afirmó haber visto a dos Chuckys en la Puerta del Sol..sí, para el que conozca la zona sabe que se hacen fotos con los aficionados al igual que Mickey Mouse y La patrulla canina, pero el que no se encuentra la sorpresa) tras del que le entregaron sendos dibujos de su creación por parte de dos aficionadas de las nuevas generaciones. Si bien buena parte de sus fans (yo incluída) suele preferir alguna de sus ya seis secuelas esta es uno de los grandes iconos del terror y un auténtico lujo poder verla en la pantalla grande. Una película imprescindible para cualquier aficionado al género...y poco queda que decir.
Pero la noche era de estas que llegan con magia. No solo se entregaron los premios del festival, sino que además era la hora de una de esas películas de las que, aun siendo recientes, se ha escrito mucho...y por supuesto queda mucho por escribir. Hablo de Mandy, un psicodélico viaje por el caos que a ratos se antoja una combinación entre Mad Max. Furia en la carretera y el imaginario de David Lynch pasados por la mente de un motero entregado al consumo de estupefacientes con guiños al universo Metal Hurlant. Si bien la primera parte de la misma puede parecer confusa o incluso aburrida (aunque nos deje planos tan hermosos como aquel en el que rostro de secuestrador y secuestrada se fusionan creando un anómalo e increíble plano contra plano) es a partir de que el nombre Mandy aparece en pantalla cuando la película adquiere su verdadera identidad. Imágenes poderosas, una banda sonora absorente y un Nicolas Cage haciendo lo que mejor sabe hacer, de Nicolas Cage, en una cinta que no puede dejar indiferente a nadie y que nos deja escenas tan inovidables como la desesperación del protagonista en el baño o el del despertar junto a la salamandra. Una película con un imaginario propio que hay que ver para forjarse su propia opinión, porque cualquier cosa que diga estará muy lejos de lo que es disfrutarla en pantalla. Carne de memes sí, pero un clásico desde ya mismo.
Muchos, muchos espectadores se retiraron tras esta proyección. Era ya noche cerrada y el cambio de hora estaba próximo. Pero todavía quedaba una cinta: The ranger.
De lento arranque The ranger es un survival de tintes ecologistas pero con poso gamberro. Si bien hasta bien entrada la cinta no tenemos muy claro el futuro desarrollo de la misma (y eso que ir al campo en este género nunca suele ser buena idea) es cuando el ranger del título entra en escena cuando la cinta empieza a ganar enteros, con algún buen golpe de humor y su correspondiente ración de gore. Sin embargo ni sus protagonistas generan la suficiente empatía en el espectador ni su premisa, en inicio original calan en un espectador que puede quedar notablemente desarmado ante escenas como la conversión" de nuestro antihéroe en lobo...para disfrutar con amigos y ganas de cachondeo, pero casi para ahorrarse la parte de la película previa a la llegada al bosque.
Y así, viajando atrás en el tiempo (era la noche del cambio de hora) concluyó el sexto Nocturna. Muchas buenas experiencias para el recuerdo y ganas por supuesto de que se repita. A contar los días: el año que viene (esperemos) más.
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