Legos del Monigotorium

miércoles, 16 de noviembre de 2016

ECLIPSE TOTAL

Aunque cuando utilizamos el término cine histórico, o de época, el arco de acción es prácticamente inabarcable no puede negarse que la identificación de este con el cine de pelucón, miriñaque y en ocaiones estoque es innegable. Un nutridísimo surtido nos espera pero parece que la cosa llama a espectaculares bailes, sangrientas escaramuzas y escarceos de alcoba de esos en los que se tarda más en quitarse tanto encaje y tanta capa que otra cosa. Sin embargo el cine de época en ocaiones se plantea enfoques más arriesgados...es lo que sucede con La muerte de Luis XIV.
1715. Luis XIV, ya anciano, se ve postrado en cama ante una infección en su pierna. Debilitado y cada vez más limitado en sus movimientos poco a poco se ve retirado de la vida de la corte, mientras sus médicos luchan por encontrar una cura o remedio. Sin embargo aunque el enfermo parece recuperar en ocasiones sus fuerzas todo paraece apuntar a que se trata de una imparable gangrena, algo que solo se puede remediar amputando o mediante algún milagro, y si no estos pueden ser los últimos días del rey.
Aunque la figura histórica de Luis XIV no no es ajena en absoluto cinematográficamente hablando, con los numeross títulos dedicados a los tres mosqueteros (con o sin hombre de la máscara de hierro por el medio) o cintas tan hermosas como la muy recomendable La pasión del rey (o incluso en la pequeña pantalla como sucede con la curiosa y todavía fresquita Versalles) La muerte de Luis XIV, un título que no lleva a engaño, nos aleja del oropel y el esplendor para contarnos la agonía de uno de los reyes más famosos de la historia, el proceso de enfermedad y muerte del que ya es la sombra del monarca que fue.
Ambientada en su práctica totalidad en los aposentos de Luis XIV la película presenta con un exquisito cuidado por los detalles y de un modo casi analítico el desarrollo de los síntomas de su mortal enfermedad, así como los intentos de su médico personal y otros especialista por salvarlo con escenas tan curiosas como la de la evaluación de los ojos del rey, así como reflejando otros curiosos aspectos de la vida en la corte como las reacciones ded los cortesanos ante cualquier gesto del monarca (el saludo con el sombrero)
La muerte de Luis XIV es ante todo una película de voluntad realista, aunque se permita romper en más de una ocasión la cuarta pared y meternos si cabe aún más en su trama, un hermoso espejo de un momento histórico con menos glamour de a lo que nos ha acostumbrado la magia del cine, que no evita la escatología (el análisis de vísceras) pero que nos deja imágenes de una plasticidad asombrosa con sus exquisitos dirección artística y vestuario, y un casting que casi nos traslada a otra época (impagables el aspecto tanto de humanos como de animales, como los magníficos perros del rey), mostrado con detalle y con abundancia de primerísimos planos.
Una película de ritmo tal vez demasiado pausado, pero que sabe ejercer sobre el espectador la rara fascinación de una pieza de museo, de un recargado cuadro en la fractura del barroco más excesivo, un paseo peculiar por la historia más desconocida, casi resumible en una anécdota a pie de página frente a hechos más llamativos, pero una película que sabe dejar una impronta más o menos incisiva pero indeleble.
Atípica cinta histórica La muerte de Luis XIV llega a las pantallas españolas el 25 de noviembre

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