Legos del Monigotorium

jueves, 24 de julio de 2014

MUSCULEANDO

 Hay películas que rezuman sangre y otras que exudan lágrimas. Películas que casi te hacen sudar y otras que te inyectan la adreanlina en vena. Sí, algunos fluídos corporales (en Monigotorium nos negamos a mencionar más por razones de -falso- recato) son muy queridos al séptimo arte, pero hoy en concreto nos centramos en la testosterona, hoy hablamos de Sabotage.
Protagonizada por un Schwarzenegger de la generación mercernario (cais diríamos jubilado atómico...si a Stallone le funciona, por qué no a él...) la cinta cuenta como un grupo de agentes especiales brutal (hasta la única chica del mismo es más macho que casi todos ellos) empieza a ver reducido su número por una serie de sangrientas venganzas cuyo autor desconocen y que una detective de la policía (en la misma línea que la otra protagonista del film, ya ven por donde andamos) tratará de investigar con la ayuda del jefe de este escuadrón de la DEA (sí. lo han adivinado, Swarzenegger himself).. La cinta aún teniendo un punto de partida que todos conocemos (tras una misión, robo, incursión, etc en la que de un modo u otro alguien la pringa los participantes empiezan a caer como moscas y aunque todos tienen secretos ocultos y los primeros compases intentan despistarnos el "quién lo hizo" no suele estar muy lejos del germen) la película intenta tener un puntito original con algunos matices que no suelen abundar en este el género, como cierto puntito gore ( la víctima clavada al techo), un estilo en el que predominan los primerísimos planos o planos detalles incluso en las escenas de acción y un giro en que los últimos minutos se vuelven un western crepuscular (pero muy crepuscular...no, no hablo de esos vampiretes moñas). Una película fresquita, si bien en algunos momentos parece creerse más profunda de lo que es, con un buen reparto para mitómanos pero peinado por su peor enemigo, con un casi irreconocible Sam Worthington al que echábamos (casi) de menos desde que interpretara el rol de pitufo gigante, un Josh Holloway que parece no haber superado la maldición de los números y un Joe Manganiello (actor por cuyas "dotes interpretativas" sentimos debilidad en Monigotorium) que augura un buen futuro en el género.
Peli de verano para la hora de la siesta, para fans del cine de cafres de los 80...entretenida sin más...mejor con palomitas y muchas ganas de armarla.

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