Legos del Monigotorium

jueves, 11 de julio de 2019

VIENTOS DE GERMANIA

Aunque su hábitat natural suele ser el cine de terror los niños terribles constituyen uno de los activos más agradecidos de la comedia, no importa si hablamos de un robaescenas casual o del protagonista de una cinta infantil... sí, de esos que cuando crecen si no prosiguen su carrera cinematográfica dan para maravillosas leyendas urbanas. Sin embargo el protagonista de Este niño necesita aire fresco no puede estar más alejado de este concepto: un niño tranquilo que a pesar de las adversidades intenta encontrar el lado divertido de la vida: esta es su historia.
 Basada en la vida de humorista Hape Kerkeling, una celebridad en Alemania, la película nos cuenta su infancia al principio de los años 70, cuando solo era el niño Hans Peter, en los que sufrirá un trauma familiar que marcará su existencia así como descubrirá su talento para hacer reír a los demás.
Una existencia en la que su familia va a se clave, desde una madre cariñosa aquejada por una terrible enfermedad que va a minar poco a poco su carácter a unos abuelos capaces de cualquier cosa por su nieto. En una película que se mueve en los terrenos de lo cotidiano estos personajes, profundamente entrañables, son los que articulan una trama que marca la evolución de su protagonista, un niño querido (resulta curiosa su relación con su hermano mayor, tan distinta a la que encontramos en la mayoría de las películas: no solo no se porta como un abusón, sino que se desvive por defenderlo) que en los años en que otros se sumergen en una insoportable edad del pavo sabe reaccionar con una impresionante calma, aun con algún más que comprensile arranque de rabia en los que la sangre no llega al río. Casi ciencia ficción en comparación con más de un tierno infante de esos a los que el séptimo arte nos ha acostumbrado.
Este niño necesita aire fresco es una cinta que presenta dolorosos procesos de pérdida, pero también una película dulce, que defiende el buen humor como magnífica arma ante el dolor y la adversidad, con una trama que va a ganando enteros a medida avanza su metraje y consigue que nos encariñemos con unos personajes que consiguen encontrar la magia en los más pequeños detalles de la vida (desde una pequeña fiesta familiar al momento en que la tía del protagonista, monja de las de hábito, le enseña como es realmente su pelo bajo la toca). Una película de ritmo irregular, que no llega a ningún momento de violenta catarsis, pero que nos regala momentos tan deliciosos como el de la entrevista de la agente social para decidir si reirar a Hans Peter de la custodia de sus abuelos (y que los tres ensayan para evitar que ésta descubra los problemas de salud de los ancianos) o la obra de teatro escolar en la que el protagonista afianza realmente su vocación, y que es una simple muestra del que es el gran descubrimiento, aun teniendo un reparto que funciona como un reloj, de la película: el jovencísimo Julius Weckauf en el que es su debut cinematográfico.
Una fábula dulce, que sabe exaltar el valor de la familia tanto como sostén como forjadora de carácter con la dosis justa de almíbar. Una película que ha batido récords en su país natal pero que aquí, a pesar del desconocimiento del personaje en que se inspira consigue dejarnos el buen sabor de los dramas con fuerte aroma de comedia.




Este niño necesita aire fresco llega a las pantallas españolas el 23 de agosto.

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