Bosque maldito es una película en la que resuenan numerosos ecos del género. Aquellos que ya hemos visto unas cuantas sabemos, escarmentando en cabeza ajena como quien dice, que nunca es buena idea instalarse cerca de un bosque, independientemente de si el grupo que nos acompaña es numeroso (no quiero pensar en el caso que nos ocupa, tratándose solo de dos personas) y del siglo en que nos encontremos (es el momento de recuperar un peliculón como La bruja), que hacerlo acompañado de algún tierno infante tampoco es muy recomendable y que además, si tenemos como bonus que los vecinos más cercanos son una pareja de dulces aunque inquietantes ancianitos ya tenemos el complementario para que nos toque en la quiniela del cine una auténtica pesadilla.
Aunque en esta cinta vamos a encontrar numerosos momentos en los que nos acordemos de películas muy concretas no los mencionaré de cara a evitar spoilers, pero sí hay que dejar claro que asistimos a una trama que nos resulta al menos familiar al menos en su punto de partida, presentando a una madre y su hijo que se instala en un nuevo y solitario hogar justo al lado de un bosque en el que se oculta un impresionane cráter (a alguno puede que esto le suene a la australiana Wolf creek, en la que los protagonista mientras van de excursión para observar uno similar acaban enfrenándose a un psicópata de antología...pero los tiros no van por ahí). Como nos ha enseñado el fantástico en todas sus vertientes durante años vivir tan cerca de un fenómeno geológico relevante (ahí está en un palo muy distinto Encuentros en la tercera fase) parece también ser un imán para sucesos inesperados y nuestra protagonista, en lo que parece ser la primera fase del algún tipo de desequilibrio nervioso, empieza a enfretarse a la idea de que puede que su hijo no sea quien parece ser.
Nos encontramos así en el tablero unas piezas con las que hemos jugado muchas veces pero que tienen entre sus mejores bazas la ambigüedad con la que juega durante buena parte del metraje y una puesta en escena que sabe sacar buen partido de los entornos en los que se mueve, aunque en muchas ocasiones el abuso de tinieblas y apagones en las escenas más catárquicas hagan de las suyas. Bosque maldito es una cinta que revela cuidado por la imagen, con un creativo uso de los fundidos y el montaje que incide en ese agujero en el suelo al que hace referencia el título original (pasando del cráter al desagüe de una bañera o una boca sorbiendo spaguetti) pero si bien busca crear un lenguaje propio no consigue sino una historia que consigue entretener, y pegar más de un susto al respetable (hay que reconocer que aunque en más de un momento abusa de los efectos de sonido no abusa tanto como otras películas a las que nos hemos enfrentado recientemente), pero que no innova en un terreno al que se revela tiene mucho aprecio.
Bosque maldito es una película de terror correcta, que da lo que promete pero no consigue innovar en un género que últimamente parece haber cambiado la originalidad por la autorreferencia, devorándose como uróboros cualquiera mientras nos niega nuevos iconos para alimentar nuestras pequeñas pesadillas. Una historia disfrutable para los fans del género aunque más de uno seguramente sigue (seguimos) pidiendo más.
Bosque maldito llega a los cines españoles el 19 de julio.
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