Legos del Monigotorium

martes, 25 de septiembre de 2018

CISNE ROSA

El éxito de películas como las oscarizadas Una mujer fantástica o La chica danesa han conseguido hacer visible, con mayor o menor fortuna la realidad de las personas trans, algo que habían conseguido con menor fortuna cintas menos recientes como la muy recomendable Transamerica. Pero estas son solo tres caras de un gran poliedro con facetas como el amor, la familia o la aceptación. A ellas se suma en Girl, la de la adolescencia, con el retrato de una chica trans que, inmersa en el proceso previo a la operación que tanto anehela, aspira a alcanzar otro sueño: el convertirse en bailarina.
Exhibida recientemente en el Festival de San Sebastián y premiada en el Festival de Cannes (tanto para la cinta en sí como para la actuación del debutante Victor Polster) la película es la intimista historia de Lara, una adolescente de apenas quince años, que aspira a lo que cualquier otra de su edad, pero que encuentra en su propio cuerpo las mayores trabas para conseguirlo. Una cárcel hermosa, pero cárcel a fin de cuentas, que aspira a transformar (incluso con medidas tan drásticas como ese doloroso uso del esparadrapo previo a las lecciones de danza) gracias a la ayuda de los médicos, pero también gracias al apoyo de aquellos que le rodean y una tenacidad a prueba de bomba (algo que demuestra desde el primer momento en escenas como aquella en la que se hace sin ayuda los agujeros de las orejas).
Pero el problema de Lara no son los demás. Aunque hay algún momento que podría lidiar con el bullying pero se acerca más a un episodio de inconsciente (y en el fondo hiriente) curiosidad o a su hermanito, de apenas seis años, se le escape en una rabieta un nombre al que ella ya no responde en su entorno prima la comprensión. Esta no es una película sobre como una persona en sus circustancias se enfrenta al mundo sino cmo se enfrenta a sí misma, a la impaciencia, a la falta de madurez propia de su edad, y a ver como la debilidad del propio cuerpo no responde a la fortaleza de la mente. Un enfoque original que logra una rápida empatía con el espectador, así como dotar a esta película de un hermoso espíritu propio.
Girl es una cinta que consigue transmitir tanto grandes dosis de realismo como de cercanía, ciñéndose en su práctica totalidad a primeros y medios planos con un estilo engañosamente sencillo, pero con una elegancia que se combina perfectamente con ese mundo de la danza que en ocasiones cosigue provocarnos una casi stendhaliana sensación de vértigo. Bien elegidas paletas de colores (como en la escena del ensayo con vestuario o las que tienen lugar en la casa de ese vecino con el que Lara parece querer algo más...), un eficaz montaje y sobre todo el gran trabajo corporal de sus jóvenes intérpretes hacen de esta además una película de hermosura sutil, sin estridencias, pero que consigue identificar sus imágenes con el ánimo de sus personajes.
No entraré en polémicas respecto a la elección del reparto (en concreto de su protagonista, un chico cisgénero, que realiza en su debut un extraordinario trabajo de inusitada madurez) pero Girl es una película valiosa en la realidad que presenta, que a buena parte del público puede parecerla lejana pero que aquí se revela con naturalidad y valentía. Un ejercicio de buen cine y el espejo de un tipo de historias que tiene todavía mucho que decir en el campo del séptimo arte.
Girl llega a las pantallas españolas el 28 de septiembre.

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