Robinson Crusoe nació en el siglo XVIII de la mano de Daniel Defoe pero hay pocos tipos que se adapten tan bien al universo mutable de la ciencia ficción como este...supervivientes perdidos como el protagonista de Marte o trabajadores aislados como el de Moon dan fe de ello con buenos resultados. Pero no es bueno que el astronauta esté solo y una de las respuestas llega en Passengers.
Un crucero espacial, el Avalon, con destino en una lejana colonia sufre una fractura en su escudo, provocando unos pequeños fallos, incluyendo que la cámara de hibernación en la que duerme uno de sus más de 5000 pasajeros se abra noventa años antes de llegar a su destino. Solo y sin saber como regresr al estado de sueño ni posibilidad de pedir ayuda Jim intentará entretenerse con las miles de posibilidades que le ofrece la enorme nave, pero poco a poco la soledad comienza a enloquecerlo. Pero un día descubrirá a una mujer, Aurora, de la que empieza a enamorarse sin conocerla y tomará una decisión sin vuelta atrás: despertarla sin que ella descubra que es obra de él.
Con dos protagonistas que no son novatos en absoluto en estos derroteros de la ciencia ficción Passengers nos conduce a un futuro en el que la humaidad que puede permitírselo adquiere pasajes para huir de una tierra en decadencia a nuevos mundos colonizados, sin importar el coste ni una distancia que equivale a romper con todo aquello y aquellos que conocen.
Su punto de partida, si bien nos resulta vagamente familiar (un hombre solo en una nave plenamente automatizada que le garantiza todos sus caprichos, eso sí, teniendo en cuenta que no es cliente preferente, lo que deja algunos de los momentos más divertidos de la cinta), consigue que conectemos rápidamente con su (simpático) protagonista, un hombre que no lucha por su supervivencia física (como sí lo tenía que hacer en un caso similar, el Matt Damon de Marte) sino por su cordura, y que le hará tomar una medida desesperada de despertar una comañera sin saber como reaccionará (perointuimos que no muy bien) si descubre que él es responsable de acabar con su sueño de llegar a la nueva colonia.
Así nos encontramos con una premisa interesante, que si bien podría haber dado para una película infinitamente más oscura y siniestra, sin embargo da para una historia romántica de toques almibarados, pero que funciona mejor por el carisma y buena química de sus protagonistas. Una cinta en la que podemos ver el eco de cintas clásicas como 2001 Una odisea en el espacio o El resplandor 8sí, nos ponemos kubrianos...al menos formalmente), con una gran dirección artísitica y unos efectos especiales que nos deja escenas tan apabullantes y hermosas como aquella en la que asistimos a los efectos de la falta de la gravedad en una gran piscina.
Passengers es una historia con un acabado visual impecable y un cierto aire clásico, con un buen sentido del ritmo y una historia interesante que hace que incluso le perdonemos un poco el peso de las casualidades (se estropea una cápsula y casualmente es la de un mecánico...menos mal que no era la de un tapicero o un periodista del corazón), aunque su último tramo final adopta derroteros más comunes y sus últimos diez minutos nos dejan (y no diré una palabra más acerca de este asunto) un deus ex machina (y nunca mejor dicho lo de machina) que consigue dejar al espectador, esecialmente al amante de la buena ciencia ficción, bastante descolocado, una lástima para una película que , durante el resto de su metraje, ha creado un conjunto que hace disfrutar tanto al amante del cine fantástico como del cine romántico.
Ciencia ficción con encanto protagonizado por una pareja de carisma tanto juntos como por separado Passengers aterriza en nuestras pantallas el 30 de diciembre.
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