Hace ya mucho tiempo por estos lares hablábamos de lo relevante que puede ser la memoria en el proceloso mundo del séptimo arte, ya que su pérdida condiciona notablemente a sus personajes con resutados tan varipintos como Buscando a Nemo, Desafío total, ¡Olvídate de mí!, Arrugas o Memento. Pero la mayoría de las veces no se trata de la falta de esta, sino como unos recuerdos, alegres o tristes pueden marcar profundamente a una persona, Es el caso de La memotia del agua.
Amanda y Javier acaban de perder a su hijo, un niño de apenas cuatro años. El dolor hará que Amanda abandone la casa familiar, refigiándose en el trabajo e intentando rehacer su vida. Sin embargo javier empieza a desahacerse poco a poco de sus cosas en común, desde su hogar a los juguetes del niño, aunque todavía cree que puede recuperar el amor de una mujer con la que sigue manteniedo una buena relación.
Melancólico drama en torno a las reacciones de una joven pareja ante una gran pérdida La memoria del agua arranca en los dolorosos momentos posteriores a esta para revelarnos de una forma tan sutil como hermosa (una serie de medidas de altura en una pared que se interrumpe en el cuatro) a que se debe el dolor de sus protagonistas.
Presentando una pareja con reaccines muy distintas la cinta es una película de personajes que da más relevancia a los sentimientos que a los hechos mismos, no mstrando en ningún momento la muerte del pequeño (es más, la causa de esta solo la adivinamos por la reacción de la madre ante una disertación que traduce simultáneamente en el trabajo) ni otros momentos que les marcarán y que solo conocemos por los diáogos (el accidente), e incluso dejando que os mismos sentimientos afloren apenas sin palabras (la escena de la bicicleta).
Pero si bien lo más relevantes son unos personajes cuyos intérpretes dotan de la mayor naturalidad posible, desde el dolor externo de Amanda al contenido de Javier, pasando por unos secundarios que, a pesar de apenss añadir matices a los dos protagonistas como la nueva pareja de Amanda o la pareja de clientes de Javier cuya felicidad contrasta poderosamente con el drama de este matrimonio que se derrumba, en esta cina destaca una sobria puesta en escena de acabado casi monocromático (quitando un par de escenas en pleno y verde campo todo, desde los ambientes a la ropa de los personajes se pierde en una inmensa escala de grises y otros tonos apagados) que dota de serenidad a una trama en la que el dolor va principalmente por dentro.
Con cierta carga poética (las referencias a la nieve) y una emocionante capacidad para la elipsis La memoria del agua es una película sobria pero emotiva, de esas que saben conectar con el espectador aún cuando este se cuestine las propias motivaciones de los personajes mismos, y que nos deja un ligero aroma de historia clásica, de esas que seguirán existiendo aunque pasen los años, en torno a los sentimientos que realmente nos convierten en seres humanos.
Drama de personajes con sutil enfoque La memotia del agua se estrena en los cines el 5 de agosto.
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