En muchas ocasiones hemos hablado por estos lares de como las diversas crisis de paso a la edad adulta o directamente a la tercera edad ha afectado a los protagonistas de unas cuantas cintas de las que hemos hablado por aquí pero parece que nos vamos dejando poco a poco uno muy concreto: la cada vez más pospuesta y anteriormente conocida crisis de los cuarenta...un gran material de comedia que suele poner a sus personajes en un estado entre la euforia y el terror que les hace cometer toda clase de malsanas locuras...pero ¿que pasaría si estos no fuesen un puñado de apáticos maduritos sino un grupo de amantes progenitoras?...es lo que pasa en Malas madres.
Amy vive eternamente agobiada desde que, hace ya doce años, se convirtió en madre. Ama a su familia, pero con un trabajo que la absorbe por completo, dos hijos a los que ayudar con los deberes y llevar a una multitud de actividades extraescolares y un marido que la mayoría de las veces se comporta como un crío más apenas si encuentra tiempo ni para comer tranquila. Un día todo lo que podría salir mal sale mal y la puntilla llega cuando Gwendolyne, la todopodersa presidenta de la asociación de padre decide darle el cargo de vigilante en la próxima venta benéfica de dulces, a lo que Amy se niega. Con una nueva y peligrosa enemiga Amy decide ir al bar a tomarse una copa y hayá hará dos nuevas amigas con las que llegará a una conclusión: por mucho que una quiera a sus hijos ha llegado el momento de ser una mala madre.
Alocada comedia con protagonistas femeninas la película nos presenta una trama que nos resulta familiar, la de un grupo de adultos que tras una serie de giros adversos (por pasar hasta se pone malo el perrro) deciden tomara la decisión de adoptar un nuevo giro en sus vidas y desmelenarse de la manera más loca posible.
Con un comienzo de esos que facilitan la empatía con su protagonista, una Mila Kunis a la que en un comienzo cuesta más identificar con una responsable madre de familia que con la aptitud juerguista que adoptará tras el arco de presentación, la película nos presenta un agobiante microcosmos escolar y familiarque acaba desencadenando un torbellino de locura en estado puro.
Así nos encontramos una película con una premisa que, sin ser estrictamente original (no faltan los personajes tipo, como esas amigas que constituyen los dos extremos contrarios de la protagonista y se acaban liberando por sentidos muy distintos), resulta simpática, mientras asistimos a como la, normalmente, equilibrada y conciliadora parte del núcleo familiar se va transformando en una cuadrilla de adolescentes con tendencia al desenfreno (eso sí dentro de un orden: tacos sí, blasfemias no, alcohol sí, drogas no, y por supuesto aunque haya sexo a ninguna de las dulces madres de esta película se le verán nada que haya por debajo de la línea del escote...)
Malas madres es una película que tiene su mejor baza en sus montajes, como los del supermercado o la fiesta, con un buen sentido del ritmo y un acompañamiento musical a la altura, así como en alguna escena y diálogo particularmente inspirado (la reuión sobre la venta de pastales, con su apocalíptica presentacióny una lista de ingredientes prohibidos que reduce los dulces prácticamente a vaso de agua), con algún gag visual quizás más forzado (la caótica conducción de Amy o las caídas intentando repartir propaganda) pero que sabe crear un resultado homogéneo que en ningún momento se sale del espíritu de la que en el fondo, por mucho que se emplee la palabra vagina (literal), no deja de ser una fábula familiar con un final digno de esta categoría.
Con algún elemento que quizás podría haber sido mejor explotado (el papel del perro o el aspirante a exmarido, las dos rubias y perfectas hijas de Gwendolyne) Malas madres es sin embargo una película entretenida, con buen sentido del ritmo, una cinta de esas que, sin ser profundas, si pueden alegrarnos el día, si bien alguna chanza de corte pretendidamente femenino, o feminista, puede entorpecer nuestra conexión con la pelicula (ese viudo macizorro que parece el fruto de una encuesta del cosmopolitan o similar o la erótica fantasía espacial a la que acuden las protagonistas), pero que nos deja la refrescante sensación de un buen puñado de carcajadas.
Una comedia quizás un poco más convencional de lo que parece en un comienzo pero con una gotita de café amargo que le sienta francamente bien Malas madres llega hoy, 29 de julio, a los cines
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