Aunque cuando nos sumergimos en el mundo de la animación la sensación que nos embarga es nadar en un océano japonés y estadounidense casi a partes iguales la cinematografía francesa nos llega en forma de islote pequeño...pero dispuesto a darnos un buen número de sorpresas, con películas como Persépolis, El planeta salvaje, El ilusionista...o las adaptaciones de nuestro querido Astérix. La última muestra llega con cierto toque...animal, y su nombre El reino de los monos.
El rey de los monos espera con ilusión el nacimiento de su heredero, pero tras el parto descubre que tiene dos hijos: un primogénito enclenque y de aspecto extraño, y uno menor que sí se ajusta a todo lo que desea en el futuro príncipe. Aconsejado por su bruja el rey decide sacrificar al mayor antes de que el pueblo descubra la verdad pero este logra sobrevivir con la ayuda de un simio marginado, con el que vivirá hasta la edad adulta. Pero Edouard no es un mono corriente. Algo le lleva a investigar y descubrir cosas nuevas y puede que sus avances abran un nuevo camino para él y sus compañeros simios: el de la evolución, algo que se hará más difícil ya que muchos desean verle muerto antes de que se descubra su identidad como príncipe heredero.
Película de animación ambientada en un período poco definido de la prehistoria (hay homínidos pero se cuela algún pterodáctilo) El reino de los monos, traducción libérrima de su título original (que traducido en mi francés antediluviano vendría a ser Porqué no me he comido a mi padre, un título que se justificará a lo largo del metraje), es una divertida comedia en torno a la evolución del hombre del simio arborícola al bípedo capaz de crear herramientas.
Si bien su arranque es más propio de un cuento de hadas convencional, con rey, principitos y hasta bruja (una bestia parda que parece el reverso oscuro del Rafiki de El rey león) la película tiene ligeros problemas a la hora de encontrar un tono propio, pasando de los gags más destinados a un público infantil a otros de referencias más adultas (o algún guiño como el llamar Lucy a la pareja del protagonista, como el célebre esqueleto de australopithecus afarensis) algo que si bien no suele ser ajeno a la animación moderna, sí podemso ver en esta película en forma de transición excesivamente abrupta, algo que se hace particularmente sensible en algunos diálogos.
Con una animación correcta, que destaca particularmente a la hora de reflejar los entornos en los que se desenvuelven los personajes, aunque con un diseño relativamente "feista" de los mismos (esto no es pixar ero el resultado es más que digno), si bien encontramos algún hallazgo como en la creativa fauna secundaria (esos híbridos de rinoceronte y ¿armadillo?), la película no renuncia a más elaboradas escenas de acción (la persecución en la sabana) ni a los gags visuales, si bien podemos encontrar además alguna concesión sl tópico (el encuentro entre Edouard y Lucy, o ese interludio musical en el que los simios acaban bailando break...ay).
El reino de los monos es una película de ritmo irregular y carácter peculiar, pero que en ningún momento llega a perder del todo el interés del espectador, gracias a unos personajes que caen simpáticos y a una historia que, dentro de su presivilidad (esta no deja de ser una cinta en un principio enfocada al público infantil) sabe regalrnos alguún pequeño giro inesperado, eso sí, con las sorpresas justas. Una cinta que hace asar un rato agradable, y probablemente nos deje algún gag en la retina durante algunos días, pero que queda lejos de las grandes obras maestras del género, si bien se agradece la idea de decicar una película de animación a una premisa tan original como esta, si bien podría haberle sentado bien un enfoque general más adulto.
Simpática cinta animada quizás demasiado adulta para los niños y demasiado infantil para los adultos El reino de los monos es una buena oportunidad para disfrutar de otra cara de la prehistoria lejana a la popular (y proximamente de vuelta) saga Ice age
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