Legos del Monigotorium

jueves, 26 de mayo de 2016

CONFITURA A RAUDALES

Si hay un universo unido al fantástico ese es el de los efectos especiales. Sutiles o salvajes, de esos que apenas son un inciso técnico o del tipo que hacen que se nos antoje casi más una cinta de animación que de imagen real alguna película los efectos especiales pueden ayudar a aumentar la magia de algunas películas...o bien convertirlas en un asunto más bien risible. E incluso a veces han logrado hasta destronar en muchas ocasiones ese bello arte que es el maquillaje, de modo que hemos llegado a ver solo la actuación, que no el rostro real de algunos intérpretes...pero es que hay efectos que ni el mejor de os maquilladores puede lograr. Este es el caso de la francesa Un hombre de altura.
 Diane es una atractiva abogada que todavía está superando su divorcio, ya que aún trabaja con el que ahora es su exmarido. Un día recibe una llamada. Al otro lado un hombre que ha encontrado su móvil abandonado en una cafetería y desea devolvérselo. El desconocido posee una voz agradable y parece divertido e ingenioso, así que Diane acepta quedar con él, aunque para su sorpresa descubrira que este este, un arquitecto de talento, posee atractivo, dinero...y una altura de 1,37 m. Cuando este le proponga una pequeña descarga de adrenalina será solo el comienzo de una relación en la que Diane poco a poco se planteará que pesa más, la pequeña estatura de Alexandre o todo o demás.
Comedia romántica con un modo tan subjetivo como ingenioso de presentar a sus protagonistas Un hombre de altura nos cuenta la historia de una pareja a la que apenas separan unas decenas de centímetros, pero que suponen el pie para que el resto de la gente minosvalorar e incluso infantilizar al un protagonista masculino que ante la adversidad sabe sacar lo mejor de su ingenio.
Apartándose de ese terreno que ya se ha hecho común de parejas que se aman pese a sus notables diferencias (La pareja Diane-Alexandre pese a los reparos iniciales de ella parece conectar desde el mismo momento en que ella responde a teléfono) la película es una reflexióna amable sobre unos prolemas de pareja que se cimenta más en las reacciones de otras personas (como la madre de Diane, capaz de hacer auténticas locuras cuando esta le confiesa su relación...y eso que ya le conoce) que en su misma relación, si bien podemos hablar de unos personajes protagonistas cuyos atributos positivos están reflejados al máximo, dejando las pequeñas maldades para el resto del reparto y con una buena carga de tópicos (la secretaria cotilla, el exmarido lascivo...).
Con un buen ritmo la película presenta todo tipo de gags, desde visuales (los recibimientos del enorme perro) a dialécticos, con algunos tan divertidos como el encuentro con la dependienta de la tienda de ropa infantil o el del vasito de agua en el bufete de Diane, pero sin llegar nunca a rozar los límites del humor negro o incluso marrón, haciendo que en  conflictos que pudiesen haber tenido un desenlace mucho más agresivo la sangre jamás llegue al río.
Un hombre de altura es una película divertida y atrayene, a pesar de que casi desde su prier fotograma, al menos una vez presentada en persona su pareja protagonista, se torne previsible en su condición de comedia romántica más convencional de lo que podríamos haber previsto en un principio, de la que lo mejor son unos actores que están en su salsa, en especial un Jean Dujardin empequeñecido gracias a la magia del cine, pero que sabe estar enorme en un papel en las antípodas de la reciente y muy recomendable Corazón gigante, en una película que en muchos momentos sabe arrancarnos una carcajada que pese a la premisa no se antoja maliciosa.
Comedia dulce sobre una pareja que, salvo la altura, tiene mucho en común Un hombre de altura se estrena el 8 de julio en las salas españolas

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