Será deformación aprofesional, pero siempre que llega la hora de abordar la relación entre cine y ciencia es más que fácil desviarse a los terrenos del fantástico...mad doctors, bizarroa viajes interdimensionales e intertemporales, resurrección de criaturas primitivas y creación de robots cuasihujmanos son algunas de las bellas cosas que acuden a nuestra mente en cuanto se menta el tema pero sería básicamente el mismo error que si pensáramos, basándonos en nuestro querido séptimo arte, que todos los de letras son aventureros arqueólogos....de ese lado B de la ciencia en cine hablamos hoy, hoy toca El hombre que conocía el infinito.
Ramanujan, experto matemático, lucha por encontrar reconocimiento en su India natal, algo que le resulta tan difícil como encontrar un empleo dedicado a las matemáticas. Sin embargo, no sin esfuerzo, su trabajo llegará a manos de un estudioso de Cambridge que le propondrá marchar a Inglaterra para colaborar con él. Dejándolo todo, hogar, madre y esposa, Ramanujan llegará al viejo continente donde se enfrentará al racismo y la incomprensión, pero no dejará de luchar con ahinco para hacer conocer sus fórmulas, ni siquiera en un momento en que Europa queda atrapada por la vorágine de la i Guerra Mundial.
Basada en una historia real El hombre que conocía el infinito es un drama histórico sobre las dificulatades de un estudioso brillante e intuitivo capaz de todo por sacar a la luz un meticuloso trabajo qeu no quiere que muera con él, enfrentándose a toda una universidad que, en principio, ni le acepta a él ni a sus métosdos de trabajo.
Con un reparto de lujo con secundarios como Jeremy Irons o Stephen Fry y una cuidada dirección artística que marca desde un principio las diferencias entre Occidente y el Oriente personificado en la India (así como podemos ver tanbién en el vestuario) la película nos presenta todo un enfrentamiento entre un conservador centro educativo y unas ideas nuevas qeu vienen de lejos y que, a pesar de su brillantez muchos se niegan a aceptar en un principio, algo que queda perfectamente reflejado en la escena en la que, recién llegado a Cambridge, el protagonista se enfrenta a las inquisidoras miradas de los bustos y estatuas de estudiosos presentes en la Universidad, y que contrastan notablemente con las dos pequeñas figuras que alberga en su cuarto y que, en el fondo, considera las auténticas fuesntes de su saber.
Moviéndose entre el drama romántico y familiar (su relación con su esposa y su madre), el histórico (esa I Guerra Mundial que se inica hacia la mitad de la película y que, a pesar de marcar más una ambientación que momentos concretos, dificultará más si cabe las vivencias del protagonista) y la película de personajes la cinta es una interesante aproximación a un personaje y unos hechos poco conocidos y sabe hacerlo, a pesar de algún momento en que adolece de una ligera falta de ritmo, de una manera amena, centrándose más en el nivel emocional de sus protagonistas que en explicarnos realmente en qué consisten sus campos de estudio, dando lugar a una optimista fábula sobre la lucha por los sueños personales por difíciles de alcanzar que parezcan.
Una película correcta pero emotiva que satisfará tanto a los amantes del cine histórico como a aquellos amantes de la ciencia a los que le guste ver otra cara de sus campos de estudio reflejados en el cine.
Curiosa mezcla de géneros El hombre que conocía el infinito se estrena el 13 de mayo en cines
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