Desde los albores del terror moderno existe una popular tendencia de encerrar a la gente en lugares reducidos, ya desde El entierro prematuro de Poe, y es que la claustrofobia es uno de esos terrores que se ha aferrado fuertemente al corazón humano para acecharnos en lugares...bueno, no diremos inesperados. En los últimos tiempos no podemos decir que no se ha explotado todo, enviando a numerosos incautos bajo tierra para enfrentarse a lo desconocido: cuevas (The descent) minas (Beneath), ataudes improvisados (Buried), catacumbas (Así en la tierra como en el infierno) y por supuesto...más cuevas (La cueva, valga la redundancia). Y la gente sigue sin escarmentar...por eso hoy hablamos de La pirámide.
Un grupo de documentalistas prepara un programa sobre una excavación arqueológica revolucionaria en la que, usando satélites y alta recnología, han localizado y comenzado a desenterrar una gigantesca pirámide de tres caras, tal vez la más antigua conocida, oculta en el desierto egipcio. Debido a la primavera árabe las autoridades les piden que abandonen lo antes posible la zona, pero ante la incertidumbre de su regreso deciden hacer una primera inspección del interior, cuyo túnel de acceso acaban de descubrir, usando un carísimo robot prestado por la NASA. Sin embargo cuando pierdan la señal tras lo que parece el ataque de un animal los jefes de la excavación y parte del equipo de filmación deciden entrar a buscarlo en lo que solo será el comienzo de una pesadilla.
Con un punto de partida propio del found footage, como podemos anticipar al inicio en el que se describe la situación, sin embargo parece abandonar este encuadre bastante rápido debido a una serie de incoherencias visuales (los planos del satélite podrían considerarse inserto del programa de televisión pero ello choca con tomas impropias de un programa acabado, como la descripción de la entrevista, así como alguna toma aérea imposible y planos que no parecen venir de ninguna de las cámaras que nos han presentsado anteriormente), la película es una historia de terror con puntos de vista subjetivos subjetivo que se aprovecha de algunos hallazgos del género como la escena de la aperura del túnel en primera persona (que sin ser original si es inquietante) o el tour de force final con la cámara nocturna de rigor y sustaco sorpresa (y no creo que nadie se lleve a engaño si esperaba otra cosa).
Si bien el punto de partida es curioso, incluso simpático, casi como si de un Stargate terrorífico y todavía más bizarro se tratase (increíble descubrimiento que puede revolucionar todo nuestro conocimiento de la cultura egipcia pero que sale rana...punto extra para la idea rápidamente descartada de que la pirámide puede ser de Akenatón, el faraón hereje para los amigos, al que tal vez recuerden de otras películas como Sinuhé el egipcio, basada en la novela nomónima) pronto, tras atravesar el acceso a la pirámide (que ya nos ha pegado un buen susto del tipo maldición egipcia propio más del cine de aventuras que otra cosa), se convierte en una sucesión de saltos y carreras, pero con un constante problema de ritmo.
Así vemos como a medida que avanzan por el interior de la pirámide, que pronto se torna un labeinto en la mejor tradición del género, a los personajes se les olvida constantemente que el tiempo juega en su contra (no sólo para tomar el avión que debía sacarlos del país, sino para evitar que les alcancen los depredadores que les acechan o que les afecte menos el viciado y venenoso aire de un interior sellado hasta hace muy poco) quedándose durante minutos absortos con jeroglíficos y otras curiosidades, mientras poco a poco empiezan a caer como moscas (por suerte sólo son cinco y otro personaje que aparece por sorpresa, si no la película podría alargarse haste el infinito), en muchas ocasiones con trampas que parecen una copia barata de otras del género aventurero como pinchos o una trampa de arena heredada de En tierra de faraones.
La pirámide no es una película original, ni siquiera provoca inquietud en el espectador, con sus escenas de penumbra total y sus sustos de sopetón, amén de unos personajes que generan poca empatía con el espectador con la ligera excepción del cámara en algunos momentos del final del metraje (es el único que dice lo que todos pensamos, que les pesa el culo, aunque no con estas palabras por supuesto). Tiene algna opción simpática, aunque incorrecta, como la elección del "monstruo" final o la explicación de todos los extraños sucesos que tienen lugar pero que aquí no destriparemos, pero ni nos enseña nada que no hayamos visto ya ni nos deja huella alguna. Una lástima para una idea que , sin ser demasiado original, en origen no era tan mala.
Para amantes del cine claustrofóbico con bicho y los de las curiosidades históricas sin excesivo criterio.
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