Con la excepción de un elemento fantástico casi al final que resuelve ciertas preguntas aparte de formular unas cuantas nuevas (y que aunque más de uno lo intuirá antes del desenlace aquí no revelaremos) La maldición de Lake Manor no es una cinta de terror al uso. Es un opresivo relato sobre la pérdida de la inocencia, una fábula de apabullante mansión poblada de monstruos humanos, desde esa madre de hielo que intuímos es abrasada por un secreto en su interior, a ese médico, auténtico mad doctor, que suponen un auténtico acierto de casting.
Su estética cuidadisima, de hermosa fotografía y composición, su ambientación en un sobrecogedor palacio del XIX, unidas a su inquietante banda sonora, consiguen sumergirnos en una historia de otro tiempo, con escenas tan absorbentes como la del "tratamiento" que inflige el médico a su paciente. Un drama con misterio que nos revela como puede cambiar nuestra percepción de las cosas cambiando apenas unos matices.
Aromas de giallo y de cuento gótico redondean una agradable sorpresa para los amantes de un fantástico diferente, de ese que juega con elementos del género juega con nosotros al gato y al ratón antes de revelar en que liga juega. Una propuesta tan familiar como hipnótica: merece la pena dejarse llevar.
La maldición de Lake Manor ya puede disfrutarse en cines.
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