Legos del Monigotorium

martes, 3 de diciembre de 2019

IL DIVO

Aunque mentar a Ron Howard supone casi inmediatamente pensar en nominaciones a los Óscar, códigos da Vinci y ¿por qué no? el tan polémico Han Solo que tantos dolores de cabeza a dado a la franquicia el director tiene otra faceta más: el documental musical. En 2016 llegó The Beatles. Eight days a week, la apasionante historia de los primeros años de uno de los grupos clásicos por excelencia. Y ahora llega la de otro clásico muy distinto: Pavarotti.
Nos hemos malacostumbrado a los documentales sobre músicos controvertidos. Biografías reveladoras en las que descubrimos la terrible realidad vivida por divos del género que sospechábamos...pero que en la película de turno adquieren su completa dimensión. Pavarotti es muy distinta en este sentido. Aunque como en cualquier documental hay sombras (el efecto en el tenor de la reacción de la opinión pública respecto a sus coqueteos con el mundo del pop o su relación con Nicoletta Mantovani, casi cuarenta años menor que él y mientras el seguía casado) la sensación que nos queda tras ver esta cinta es asistir a la historia de un hombre feliz, de una persona que disfrutó de la vida todo lo que pudo y al que fuera del escenario era casi imposible imaginar sin una sonrisa en la cara.
Pavarotti es un documental tremendamente clásico. Si obviamos un prólogo en pleno Amazonas que casi se nos puede antojar un poquito fiztcarraldiano y algún guiño humorístico (el primer plano gallináceo) nos encontramos ante una biografía cronológica, desde su debut a su muerte en 2007, en el que huyendo de recursos tan habituales como recreaciones asistimos a episodios más o menos comodidos de la vida del artista, cediendo los últimos minutos a su espectacular interpretación del Nessun dorma de Turandot, tan célebre que aun hoy el vídeo figura como primera opción al buscar el nombre de este aria en la red (y que recomendamos como aperitivo al aproximarnos a la figura del maestro). Una historia en la que no se deja fuera a nadie, ni al propio Luciano (sorprende escuchar su voz si solo le hemos oído cantando), ni a sus esposas e hijas ni a muchos de los artistas con los que colaboró, desde estrellas del bel canto a Bono de U2, y que gana enteros gracias al carisma de su figura central, un personaje que sigue resultando magnético (y que consigue todavía arrancar al espectador una sonrisa cómplice).
Nos encontramos ante una historia que no nos mostrará grandes revelaciones. Si nos ayudará a comprender mejor la figura de uno de los tenores más grandes de los últimos tiempos, si no el más grande, incidiendo en un carácter tan alegre como contagioso que parecía saber anteponerse a cualquier adversidad, sumándole el lujo de poder recuperar algunas de sus mejores interpretaciones. Un documental recomendable tanto para los fans de la ópera como para aquellos que no tengan un particular aprecio por el género, dando un prisma que si bien no es nuevo, sí es tan brillante que logra hipnotizarnos.
Pavarotti llega a los cines españoles el 10 de enero.

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