El mundillo del crimern inventado por Hollywood ha creado escuela. Es fácil disfrutar de cualquier película o serie de hampones, narcotraficantes y similar no estadounidense y aun así ver a huella de la meca del cine solamente que trasladada a otras tierras. Hace relativemente poco pudimos verlo en escenarios de la Galicia profunda en la muy recomendable Quien a hierro mata, de Paco Plaza. Ahora otro Paco, Cabezas, nos trae una historia de crimen y venganza con aroma a hierbabuena y flamenco con Adiós
La pared de una cárcel con una foto familiar, una estampa religiosa y un escudo del Betis es uno de los primeros planos de esta película, y francamente, quizás uno de sus mejores resúmenes. Adiós nos cuenta la historia de un preso en régiñmen de tercer grado cuya hija muere en un terrible accidente de tráfico el día de su primera comunión. Un episodio terrible que va a traer de vuelta los demonios de un pasado que intenta superar en el peligroso clima del barrio de las 3000 viviendas., y más cuando su afán de venganza choque con toda una trama de corrupción más grande de lo que siquiera puede intuir.
Un arranque de esos que enganchan para una película dura, inclemente, que no escatima en mostrar la violencia más explícita en medio de una acción vertiginosa, heredera del trabajo de su director especialmente en el campo de la pequeña pantalla estadounidense y que aquí encuentra un nuevo campo de acción en escenarios de fuerte sabor local, con un sentido del ritmo y del montaje que constituyen lo mejor de la película.
Pero también nos encontramos ante una película en ocasiones atropellada, cuyo guión en tiende a perderse en plena orgía de sangre mientras vacila en el drama de unos personajes a los que sus intérpretes intentan sacar todo el jugo (se les perdona hasta un acento sevillano que en más de una ocasión va y viene), destacando secundarios como una Mona Matínez en el papel de matriarca Santos que resulta sencillamente escalofriante y se reserva alguna de las mejores frases del guión.
Adiós es una historia que nos suena en un entorno que a pesar de su familiaridad choca con el espíritu de una trama que nos invita a pensar en otros lares. Una trama de personajes que se diluye en terrenos de una acción que se lleva la parte del león, a pesar de la presentación de un conflicto que invita a un intenso drama de personajes. Podrámos hablar de una cinta mucho más profunda pero Adiós se queda en eso: un proceso de duelo nada silencioso que se convierte en un auéntico tsunami presto a arrasar los bajos fondos, llevándose parte del trasfondo de sus heridos personajes con él.
Adiós llega a los cines el 22 de noviembre
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