Legos del Monigotorium

martes, 15 de octubre de 2019

ENAJENADOS EN UN TREN

Hay películas que son como un puzzle, o una matrioska. Otras un emocionante laberinto. Ventajas de viajar en tren deja el célebre cubo cenobita de Hellraiser a la altura del betún.
Es difícil hablar de una película como esta, una cinta que salta continuamente entre lo real y lo imaginario, con unas conexiones bien hiladas pero tremendamente barroca y una suspensión de incredulidad, que en más de un momento se hace dura, que estalla en la misma cara de los personajes y, por ende, del espectador.
Ventajas de viajar en tren es una cinta tremendamente literaria, no por su origen en la novela homónima de Antonio Orejudo, sino por como articula su trama. Tres historias, la última de igual título que la película, con distintos narradores que en alguna de bifurcan, como buena dimensión desconocida, hasta el infinito, y que se mueven entre géneros tan dispersos como el relato de conspiraciones o el romance cuasigótico dan prueba de ello. Y no basta para servir un plato que ha pasado por el tamiz de la esquizofrenia y que parece en más de una ocasión retorcerse para morder su propia cola, entre manierismos visuales que no renuncian al ojo de pez o escenas tan hipnóticas como ese interludio musical con sangriento desenlace.
Sencillamente una historia, o deberíamos decir unas historias, incapaces de dejar indiferente a nadie, con sus pinceladas de gore y sus referencias a extrañas filias (alguna probablemente traerá cola, como en la segunda parte) que pueden funcionar como revulsivo para más de un espectador que descubre, a pesar de omitirse algunas de las escenas más explícitas, un universo tan cotidiano como aterrador.
Ventajas de viajar en tren no es una película fácil, pero es divertida, original y rica en un humor más negro que un túnel. Una obra sorprendente en la que, aunque parezca mentira, todo encaja.

Ventajas de viajar en tren llega a los cines el 8 de noviembre.

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