Cierto que en más de una ocasión ha podido perder fuelle, como aquella fase en la que un Goku rejuvenecido a niveles infantiles surcó el cosmos con su nieta buscando las bolas de marras, pero su última etapa, la llamada Dragon Ball Super nos ha devuelto la fe en una serie que es ya parte de nuestras vidas, recuperando el humor que había ido perdiendo a fuerza de sagas galácticas y aportando todo un grupo de carismáticos personajes nuevos.
A ellos viene a unirse en la gran pantalla Broly, un sayan de una fuerza tan grande como incontrolable que puede dar muchísimo juego en un futuro.
No es este solamente el único buen
punto de Dragon Ball Super Broly sino que nos encontramos ante una cinta con uno de los mejores arranques de la saga, presentando el pasado de nuestros personajes (es más, al principio Goku y Vegeta están en la incubadora...no, esto no es un chiste) hasta la que será la ya mítica destrucción del planeta Vegeta. Pero este es solo el comienzo...como ya supondrán los amigos de la saga esta es una mera excusa para conducir la trama a la batalla definitiva ( y ya van...), un combate parco en diálogos pero rico en brillos y colores en el que no falta de nada, ni viejos conocidos (Freezer, que como la tía May, muere y vuelve a su antojo según la realidad alternativa en que nos encontremos...pero que a pesar del matiz humorístico que gana en esta nueva entrega sigue siendo uno de los grandes villanos de la franquicia, y de los pocos que no se han reformado), ni transformaciones capilares ni fusiones ni invocaciones dragoneras. Una película que no va a revolucionar el mundo del anime pero si consigue devolvernos lo mejor de una Bola de Dragón que ha sabido reencauzarse con acierto regalándonos una película más que entretenida (eso sí, si no te gustan las grandes peleas ests no es tu película) que va a entusiasmar a los fans de la saga y para aquellos que todavía no son fans o se bajaron del tren por el camino una razón justificada para volver a subirse.