Legos del Monigotorium

lunes, 16 de octubre de 2017

LA NOCHE DE LOS SAPOS VIVIENTES

¿El libro o la película? una pregunta tan insidiosa, aunque tal vez menos filosófica que aquella del huevo y la gallina, y que sin duda va a salir a colación a la hora de hablar de una cinta como La piel fría, película que intenta fusionar el cine de personajes con un terror que algunos han denominado de corte lovecraftiano, si bien su concepción nos remite principalmente al último cine de zombies (aquel en el que nuestros queridos antropófagos de ultratumba corren más que Bolt), si bien puede hacernos pensar en un primer momento en el estreno todavía lejano de La forma del agua, ganadora del último Festival de Venecia.
Con un envoltorio de lujo la película goza de una impecable dirección artística, fruto de la labor del recientemente fallecido Gil Parrondo, al que se dedica el film, y de un gran diseño y caracterización de criaturas (si bien puede resultar un poco más forzado el movimiento de las mismas cuando se recurre a los efectos especiales) que ayudan a sumergirnos rápidamente en una historia con una premisa sencilla, la de dos hombres solos en una isla solitaria que son atacados cada noche por una horda de misteriosas criaturas que emerge del mar.
Muchos elementos de la misma son fruto directo de la novela en la que se basa (algunos cambios, como el del nombre del misterioso habitante del faro, Batis Caffó casi se agradecen) pero, omitiendo un buen puñado de ellos que realmente eran complejos o prácticamente imposible de trasladar a la pantalla, se centra principalmente en el conflicto entre sus dos personajes principales pero centrándose principalmente en la acción misma, jugando en ocasiones con recursos como la cámara lenta, y mermando desde sus primeros minutos un componente terrorífico que podría haber dado mucho más de sí, a lo que tampoco ayuda su irregular sentido del ritmo.
Una cinta que toca, aunque sin profundizar, temas como la soledad o el miedo a lo desconocido, y que nos deja en la puerta de conocer mejor a unos personajes que en el fondo son de corte clásico que viven su articular drama en medio de una lucha por la supervivencia que se nos antoja menos cruenta de lo que podriamos prever en un principio, en su particular juego de falsos náufragos que se enfrentan a una amenaza que ni siquiera comprenden...o intentan comprender superficialmente.
La piel fría es un relato clásico, que en ocasiones se deja arrastrar por su eficaz apartado visual (como ese simbolismo poco sutil de la presencia del libro Infierno de Dante o de la carta de la torre del tarot) dejando de lado un material que da para mucho más, dejando detrás de sí una película que se ve con agrado pero que, tal vez por su fría y dura piel, no taladra el alma.
Adaptación correcta con sabor agradable para los fans del fantástico La piel fría llega tras su paso por el Festival de Sitges a las pantallas españolas el 20 de octubre.

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