Legos del Monigotorium

martes, 3 de octubre de 2017

EL CORAZÓN DEL NEXUS

Ni siquiera las poéticas lágrimas en la lluvia han logrado arrastrar las expectativas y rumores surgidos desde que se confirmó que se estaba fraguando la segunda parte del clásico con mayúsculas Blade runner. La bendición del creador de la original para la labor de un director ya de culto, el retorno de su protagonista, Harrison Ford (un actor que en los últimos años ha recuperado casi todos los protagonistas que le hicieron célebre, desde el Indiana Jones de El reino de la calavera de cristal a Han Solo...ya solo le faltaba este Deckard), un tríptico de cortos cuya campaña no deja de recordarnos a la que tuvo lugar en su día en torno al fenómeno Matrix y por supuesto, como sucede en torno a las grandes sagas toda una serie de historias en torno a las relaciones de su equipo (como eso de que Ford no lograba recordar el nombre de su compañero de escena) no han hecho más que añadir leña al fuego para una película que, de entrada, muchos considerarán innecesaria e incluso invasiva en relación a una obra que llegó a tener cinco finales distintos y que marcó a toda una generación.
Cuando nos encontramos a apenas dos años de ese sucio y aterrador futuro en la que se ambientaba la cinta de Ridley Scott este Blade runner 2049 da un salto de 30 años para contarnos la historia de un nuevo blade runner, un (como sabremos en los primeros segundos de la cinta) replicante cazador de su propia gente que, tras una investigación rutinaria se enfrentará a un misterio que revoluciona su propia existencia así como puede hacerlo con toda la humanidad, tanto orgánica como robótica. Un arranque con garra, con unos fuertes ecos del último arco de la cinta original, y con un cierto realismo sucio que sin embargo abre la puerta a un futuro quizás un poco más luminoso que el de su predecesora, aun siendo una evolución lógica, en el que la impenitente lluvia se ha trocado en nieve e incluso en polvo, pero cuyos cielos siguen tomados por vehículos voladores, y en el que la apabullante publicidad, más hipersexualizada, sigue tomando los edificios con su avallasador product placement.
 Y aquí, en medio de unas imágenes tan sobrecogedoras como hermosas en las que la producción da lo mejor de sí, nos enfrentamos a una trama que tiene constantemente presente su condición de segunda parte de un díptico, con continuos ecos a su hermana melliza, dando un giro respecto a los temas de la primera parte del mismo, temas a los que no es ajeno en absoluto, Denis Villeneuve, como son la identidad (Incendies, Enemy) o la comuncicación y que no es un lego ni en la ciencia ficción (La llegada) ni en las escenas de acción (Sicario), y que se encarrilan en un guión que tras dar el útimo paso en la evolución de sus personajes en los primeros minutos de película se volverá ligeramente más predecible en su desarrollo, incluso con algún giro pretendidamente inesperado, aunque logrando mantener el interés de un espectador al que en ocasiones le puede pesar su excesiva duración (casi tres horas), un factor fruto de una continua recreación en los efectos especiales (la canción de Sinatra, la fusión de esas dos mujeres que casi nos remiten a las dos protagonistas de la primera parte...una escena tan bella como alargada en demasía) como del uso de escenas que poco añaden a la trama (la búsqueda de un ser vivo en las ruinas con un detector).
Blade runner 2049 es una película tremendamente ambiciosa, un film que, intentando no desvelar aquí nada sobre la trama, pretende añadir nuevos matices a la mitología de la original y deja la puerta abierta a una posible continuación, pero que sin embargo no logra que en ningún momento podamos de dejar de compararla con su predecesora. Una obra ejecutada con mimo, un excelente plantel de actores (destacando la labor de secundarios como Robin Wright, una auténtica hija del cine negro más puro) con una magnífica dirección artística y un sonido que logra envolvernos, pero sin una respuesta equivalente ni a la mítica banda sonora de Vangelis ni a ese parlamento final que se abrió un hueco en los corazoncitos de los fans del género. Una película que, si dejamos de lado ese matiz que la convertiría casi en toda una paradoja temporal, hace de su condición de continuación de Blade runner su cruz, siendo una alargadísima sombra de la que no puede escapar y que, de no existir aquella, nos haría incluso apreciar esta como una obra más poderosa. Pero este recuerdo es de esos que no se pierden...y esta nueva Blade runner no hace más ni menos que darnos una elegante historia de ciencia ficción, con una buena historia, pero lejos de convertirse en un nuevo clásico.
Regreso a un futuro que nunca habíamos abandonado del todo Blade runner 2049 llega a las pantallas españolas el 6 de octubre.


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