Como anunciábamos ominosamente hace unos cuantos meses (a finales de enero para ser exactos) esta semana Monigotorium vuelve a cerrar por tiempo no concretado y no precisamente por vacaciones sus puertas, para la segunda parte (y espero que sea buena como la de El padrino o El imperio contrataca) de una operación de cataratas que puede hacer que el mundo sea al menos más brillante. Volveremos a la carga lo antes posible, no sin antes recordar que a la lista de películas que no hay que ver antes de una cirugía ocular (http://monigotorium.blogspot.com.es/2017/01/la-nina-de-mis-ojos.html) se pueden añadir un buen puñado de cintas (Pánico en el transiberinao, La momia de 1999 o la mitica Un perro andaluz) y confiamos que ya sin interrucciones.
¡Feliz verano! y mucho cuidado onn el cloro, el agua salada y otros irritaojos que son de esos enemigos silenciosos del séptimo arte...
Legos del Monigotorium
▼
martes, 13 de junio de 2017
lunes, 12 de junio de 2017
EL DESAFIO DE LOS AGUILUCHOS
A veces a la hora de enfrentarse a un documental inconscientemente uno se plantea si este es de anumales o de humanos, de esos a los que nos ha acostumbrado la sobremesa de la 2 o de un cariz más cercano al mundo de las humanidades, si bien el espectro del género puede, como se decía en la cabecera de una popular serie "expandirse hasta el infinito".
En el caso de una cinta como La cazadora del águila la frontera se revela tenue, a través de la historia de Aishopan, una niña de apenas 13 años perteneciente a un pueblo nómada habitante de las estepas de Mongolia que, entre clase y clase sueña con convertirse en la primera mujer que se dedique a la caza con águila, actividad a la que se dedica su padre, su abuelo y la práctica totalidad de sus antepasados varones.
Con una fuerte dosis de mensaje en torno a la superación personal y el amor a la naturaleza (en el caso del águila por supuesto...digamos que las presas salen algo peor parada) la película tiene su mejor baza en el carisma de su protagonista y en sus apabullantes imágenes, presentando unos paisajes de una belleza casi sobrentaural y unas escenas que logran sobrecogernos (la pelea entre el águila y el zorro, el avance de los caballos por una nieve en la que se hunden literalmente...). Una cinta de impecable factura tanto en imagen como en sonido (incluyendo un tema de la popular cantante Sia) de esas que merecen disfrutarse en la pantalla grande y que despiertan la curiosidad de un espectadore que probablemente disfruta por primera vez del acercamiento de unas tierras tan inclementes como desconocidas.
Pero por otro lado y sobre todo tratándose como se trata de una cinta documental, apartado en el que ha sido candidata y ganadora de varios premios, nos encontramos ante un film con un desarrollo previsible del que solo nos saca su espectacular apartado visual. Una trama (si se me permite usar el término teniendo en cuenta en que género nos movemos) sencilla, que a veces puede parecernos merced a su mensaje y la casi toral ausencia de personas que se dirijan directamente a la cámara (con la excepción de esos expertos que juzgan que la joven cazadora no es capaz de dedicarse a su pasión) más propia de una cinta de ficción que a un documental propiamente dicho, dejando una extraña sentimiento a un espectador que se encuentra con escenas cuyo montaje puede todavía sacarle más de la sensación de de realidad para aproximarlo, con matices, a la de la ficción (la caza del zorro), a pesar de las narraciones que se intercalan durante el metraje.
La cazadora del águla es una película hipnótica, pero también un documental que parece huir constantemente de su identidad documental, valga la redundancia, merced a una historia humana y un lenguaje que le hacen casi adoptar el carácter de (hermosa) fábula. Una delicia para aquellos que busquen dejarse subyugar por los sentidos durante la breve hora y media que dura el mismo, pero que tal vez deje más descolocados a aquellos amantes del cine documental propiamente dicho, con una historia con mucho de sueño aun sumergida en la más pura realidad.
La cazadora del águila llega a la gran pantalla el 14 de julio.
En el caso de una cinta como La cazadora del águila la frontera se revela tenue, a través de la historia de Aishopan, una niña de apenas 13 años perteneciente a un pueblo nómada habitante de las estepas de Mongolia que, entre clase y clase sueña con convertirse en la primera mujer que se dedique a la caza con águila, actividad a la que se dedica su padre, su abuelo y la práctica totalidad de sus antepasados varones.
Con una fuerte dosis de mensaje en torno a la superación personal y el amor a la naturaleza (en el caso del águila por supuesto...digamos que las presas salen algo peor parada) la película tiene su mejor baza en el carisma de su protagonista y en sus apabullantes imágenes, presentando unos paisajes de una belleza casi sobrentaural y unas escenas que logran sobrecogernos (la pelea entre el águila y el zorro, el avance de los caballos por una nieve en la que se hunden literalmente...). Una cinta de impecable factura tanto en imagen como en sonido (incluyendo un tema de la popular cantante Sia) de esas que merecen disfrutarse en la pantalla grande y que despiertan la curiosidad de un espectadore que probablemente disfruta por primera vez del acercamiento de unas tierras tan inclementes como desconocidas.
Pero por otro lado y sobre todo tratándose como se trata de una cinta documental, apartado en el que ha sido candidata y ganadora de varios premios, nos encontramos ante un film con un desarrollo previsible del que solo nos saca su espectacular apartado visual. Una trama (si se me permite usar el término teniendo en cuenta en que género nos movemos) sencilla, que a veces puede parecernos merced a su mensaje y la casi toral ausencia de personas que se dirijan directamente a la cámara (con la excepción de esos expertos que juzgan que la joven cazadora no es capaz de dedicarse a su pasión) más propia de una cinta de ficción que a un documental propiamente dicho, dejando una extraña sentimiento a un espectador que se encuentra con escenas cuyo montaje puede todavía sacarle más de la sensación de de realidad para aproximarlo, con matices, a la de la ficción (la caza del zorro), a pesar de las narraciones que se intercalan durante el metraje.
La cazadora del águla es una película hipnótica, pero también un documental que parece huir constantemente de su identidad documental, valga la redundancia, merced a una historia humana y un lenguaje que le hacen casi adoptar el carácter de (hermosa) fábula. Una delicia para aquellos que busquen dejarse subyugar por los sentidos durante la breve hora y media que dura el mismo, pero que tal vez deje más descolocados a aquellos amantes del cine documental propiamente dicho, con una historia con mucho de sueño aun sumergida en la más pura realidad.
La cazadora del águila llega a la gran pantalla el 14 de julio.
martes, 6 de junio de 2017
LA ROSA ROJA DE DUNKERQUE
Siempre ha habido películas sobre el cine dentro del cine, algunas de las cuales hacen que el cine consiga entrar en el terreno de la realidad, otras que hacen que realidad y ficción se convierta de manera más o menos casual una en reflejo de la otra. Su mejor historia pertenece al segundo campo, en forma de comedia dramática sobre un grupo de cineastas que en el Londres de la II Guerra Mundial se enfrenta al reto de crear una cinta que ensalce los valores patrióticos pero que también mueva el corazón de sus espectadores, y que para ello decide incorporar a su equipo a una inexperta escritora que puede aportar el toque femenino a unas películas que en los últimos tiempos solo consiguen que la gente abuchee e incluso se duerma.
Lejos de ser una de esas cintas de guerra sin guerra (aunque ni nos aproximemos al campo de batalla propiamente dicho la contienda transforma durantre todo el metraje la ciudad y la vida de sus protagonistas de forma trágica...como en ese primer bombardeo que da paso de la incertidumbre, con unas víctima que resultan no ser precisamente humanos, a la más dura de las realidades) Su mejor historia se deja llevar dentro del drama por el mismo espíritu vitalista que mueve las acciones de sus personajes, con su rinconcito para el amor, el desamor y por supuesto la muerte (por faltar no puede ni faltar, al igual que plantean al planear la película, ni el perro), dejándonos la sensación más de comedia amable que de drama histórico, a pesar de su gran puesta en escena (me quedo con el reflejo de los trucos empleados en los rodajes de la época, como el cristal pintado para evocar la inmensidad de la batalla de Dunkerque).
Nos queda una historia simpática, probablemente más previsible de lo que esperaríamos, pero con personajes carismáticos, en un reparto en el que destacan sus secundarios, en especial ese Bill Nighy en su papel de vieja gloria que no acaba de creerse que sus tiempos de galán han pasado (de antología su sorpresa cuando descubre que el rol que le ofrecen no es el del protagonista, un heroico soldado, sino el del anciano tío borrachín de las protagonistas femeninas) y que se convierte en todo un robaescenas, consiguiendo tanto matener el interés del espectador como arrancarnos más de una sonrisa.
Una película que tal vez plantea demasiados conflictos (no solo todo lo relativo ala guerra, sino el papel de la mujer en la sociedad inglesa de los 40) pero que al igual que la ficción que idean sus protagonistas consigue que el espectador se quede más con los devaneos románticos o incluso con los chistes, por mucho que comprobemos como en su tramo final se separan finalmente la triste realidad y una ficción coyo principal objetivo es sencillamente hacernos soñar.
Lejos de ser una de esas cintas de guerra sin guerra (aunque ni nos aproximemos al campo de batalla propiamente dicho la contienda transforma durantre todo el metraje la ciudad y la vida de sus protagonistas de forma trágica...como en ese primer bombardeo que da paso de la incertidumbre, con unas víctima que resultan no ser precisamente humanos, a la más dura de las realidades) Su mejor historia se deja llevar dentro del drama por el mismo espíritu vitalista que mueve las acciones de sus personajes, con su rinconcito para el amor, el desamor y por supuesto la muerte (por faltar no puede ni faltar, al igual que plantean al planear la película, ni el perro), dejándonos la sensación más de comedia amable que de drama histórico, a pesar de su gran puesta en escena (me quedo con el reflejo de los trucos empleados en los rodajes de la época, como el cristal pintado para evocar la inmensidad de la batalla de Dunkerque).
Nos queda una historia simpática, probablemente más previsible de lo que esperaríamos, pero con personajes carismáticos, en un reparto en el que destacan sus secundarios, en especial ese Bill Nighy en su papel de vieja gloria que no acaba de creerse que sus tiempos de galán han pasado (de antología su sorpresa cuando descubre que el rol que le ofrecen no es el del protagonista, un heroico soldado, sino el del anciano tío borrachín de las protagonistas femeninas) y que se convierte en todo un robaescenas, consiguiendo tanto matener el interés del espectador como arrancarnos más de una sonrisa.
Una película que tal vez plantea demasiados conflictos (no solo todo lo relativo ala guerra, sino el papel de la mujer en la sociedad inglesa de los 40) pero que al igual que la ficción que idean sus protagonistas consigue que el espectador se quede más con los devaneos románticos o incluso con los chistes, por mucho que comprobemos como en su tramo final se separan finalmente la triste realidad y una ficción coyo principal objetivo es sencillamente hacernos soñar.
Su mejor historia llega a los cines españoles el 30 de junio.
DESDE FLORENCIA CON ARDOR
Desde hace ya un tiempo la iniciativa Exhibition on screen acerca al gran público y en pantalla grande algunas de las obras y artistas más famosos. Por nuestras pantallas ya han paseado nombres como el Bosco o Van Gogh, y su última entrega nos trae a uno de los creadores más completos y reconocidos de la historia del arte, Miguel Ángel, en Michelangelo. Love and death.
Artista que ha tenido también su rinconcito fílmico en el terreno de la ficción con películas como El tormento y el éxtasis, basada en la novela de Irving Stone y con un Charlton Heston en su etapa de cachas históiico (que tanta fama le dió con papeles como los de Ben-Hur o Los diez mandamientos), este documental articulado en torno a la biografía escrita por Giorgio Vasari, de la que presenta varios fragmentos, nos lleva a lo largo de la vida del terrible florentino desde su nacimiento hasta su muerte a los 88 años de edad, pero no con recreaciones sino mostrándonos los escenarios originales en los que este se movió y centrándose en algunas de sus obras más conocidas como el David, la Piedad del Vaticano o los frescos de la Capilla Sixitina, incidiendo en su valor innovador y su perfecto conocimiento de la anatomía humana.
Pero la película no se queda en la puerta de esas obras que siempre resultan familiares aunque no se conozcan en persona, y también cede parte de su metraje a obras menos conocidas como sus relieves de juventud, sus dibujos e incluso bronces cuya autoría estaría todavía por demostrar, haciendo que resulte tan interesante para el lego como para el concedor de la trayectoria de Miguel Ángel, y consiguiendo que nos recreemos en detalles a una escala sorprendente, que de otro modo sería imposible abarcar a simple vista.
Con un profuso trabajo de documentación que nos regala los testimonios de numerosos artistas y estudiosos así como un viaje sin movernos de la butaca por dos de las ciudades más hermosas de Italia y del mundo, Florencia y Roma (con pequeñas escapadas a Inglaterra y Rusia), Michelangelo es todo un disfrute para la vista, un banquete para los amantes del arte en torno a un genio que no se quedó solo en cincel y pincel sino que se atrevió hasta con la arquitectura, dejándonos algunas de las imágenes más icónicas del arte occidental.
Michelangelo. Love and death llega a las pantallas españolas por tiempo limitado el 15 de junio.
Artista que ha tenido también su rinconcito fílmico en el terreno de la ficción con películas como El tormento y el éxtasis, basada en la novela de Irving Stone y con un Charlton Heston en su etapa de cachas históiico (que tanta fama le dió con papeles como los de Ben-Hur o Los diez mandamientos), este documental articulado en torno a la biografía escrita por Giorgio Vasari, de la que presenta varios fragmentos, nos lleva a lo largo de la vida del terrible florentino desde su nacimiento hasta su muerte a los 88 años de edad, pero no con recreaciones sino mostrándonos los escenarios originales en los que este se movió y centrándose en algunas de sus obras más conocidas como el David, la Piedad del Vaticano o los frescos de la Capilla Sixitina, incidiendo en su valor innovador y su perfecto conocimiento de la anatomía humana.
Pero la película no se queda en la puerta de esas obras que siempre resultan familiares aunque no se conozcan en persona, y también cede parte de su metraje a obras menos conocidas como sus relieves de juventud, sus dibujos e incluso bronces cuya autoría estaría todavía por demostrar, haciendo que resulte tan interesante para el lego como para el concedor de la trayectoria de Miguel Ángel, y consiguiendo que nos recreemos en detalles a una escala sorprendente, que de otro modo sería imposible abarcar a simple vista.
Con un profuso trabajo de documentación que nos regala los testimonios de numerosos artistas y estudiosos así como un viaje sin movernos de la butaca por dos de las ciudades más hermosas de Italia y del mundo, Florencia y Roma (con pequeñas escapadas a Inglaterra y Rusia), Michelangelo es todo un disfrute para la vista, un banquete para los amantes del arte en torno a un genio que no se quedó solo en cincel y pincel sino que se atrevió hasta con la arquitectura, dejándonos algunas de las imágenes más icónicas del arte occidental.
Michelangelo. Love and death llega a las pantallas españolas por tiempo limitado el 15 de junio.
viernes, 2 de junio de 2017
LA BELLA Y MOLESTIA
¿Comedia francesa de policías? Es inevitable que una palabra acuda a la mente, o mejor dicho dos si contamos el artículo: El gendarme. Un inefable personaje encarnado por Louis de Funès cuya saga alcanzó la friolera de seis títulos, y que dejó impronta en muchos.
Sin embargo los tiempos han cabiado, al menos en forma y Una policía en apuros nos presenta la historia de una mujer resuelta e independiente dispuesta a lograr el sueño de su vida, el formar parte de un cuerpo policial de élite...si su particular torpeza y tendencia a meter la pata se lo permiten...algo que ya nos resulta más familiar.
Una policía en apuros no es una cinta reivindicativa (por mucho que su protagonista se obstine en qeue incluyan la palabra "señora" al refeirss al cuerpo de cadetes...ni siquiera en niveles similares a la ochentera Mujeres del FBI) sino una comedia en la línea de Loca academia de policía, con una atolondrada protagonista que en momentos puntuales nos puede recordar a la entusiasta Sandra Bullock de Demolition man, y en la que su director, el cómico Dany Boon, se adjudica el jugoso papel de un veterano que ha alcanzado notables cotas de misoginia tras ser abandonado por su mujer (que para más inri le ha dejado por el hermano de este), y que nos regala una interpretació ligeramente más seria que en otras ocasiones (ahí está la todavía fresquita y muy recomendable Manual de un tacaño), aun sin renunciar al humor físico (esa presetación que nos hace comprender por qué el resto del pelotón le considera un gafe).
Pero en el fondo la cinta no supone más que una ligera actualización de la comedia policiaca que desde sus albores aterriza cada cierto tiempo en los cines...a ls chistes sobre la mala puntería, los villanos de opereta (hay alguno que casi parece un dibujo animado que ha cobrado vida como el travestido acompañante del villano del film) y los clichés de las buddy movies se añade algún guiño a las redes sociales (ese celebrar que se está en un cuerpo secreto...subiendo una foto) pero sigue dentro del mismo universo al que nos acostumbró el cine de los 80 y 90, con todas las bondades y pegas que ello atañe, de modo que gustará más a aquellos que adoren este género y quizás algo menos a los que simplemente decidan enfrentarse a una comedia sin más adjetivos.
Una policía en apuros sin embargo cuenta, dentro de la multitud de tópicos qua acumula, con buenos mimbres, como un buen diseño de producción (espectaculares los últimos diez minutos en el castillo de Vaux-le-Vicomte) y alguna línea particularmente aguda (como aquella en torno a su relación personal co cierto ministro), pero no llega a sacarle todo el jugo a elementeos que darían más juego como la relación entre Jo y su prometido o el altercado de su protagonista con el Presidente de la República. Nos queda, si bien probablemente es la cinta de Dany Boon, autor de una breve pero divertidísima filmografía (Bienvenidos al norte, Nada que declarar...) más light de los últimos años, una película de esas que se disfrutan más ahora que llega el veranito, sin pretensiones y con un buen aire acondicionado, una comedia ligera en el más amplio sentido del término.
Una policía en apuros llega a los cines el 9 de junio
Sin embargo los tiempos han cabiado, al menos en forma y Una policía en apuros nos presenta la historia de una mujer resuelta e independiente dispuesta a lograr el sueño de su vida, el formar parte de un cuerpo policial de élite...si su particular torpeza y tendencia a meter la pata se lo permiten...algo que ya nos resulta más familiar.
Una policía en apuros no es una cinta reivindicativa (por mucho que su protagonista se obstine en qeue incluyan la palabra "señora" al refeirss al cuerpo de cadetes...ni siquiera en niveles similares a la ochentera Mujeres del FBI) sino una comedia en la línea de Loca academia de policía, con una atolondrada protagonista que en momentos puntuales nos puede recordar a la entusiasta Sandra Bullock de Demolition man, y en la que su director, el cómico Dany Boon, se adjudica el jugoso papel de un veterano que ha alcanzado notables cotas de misoginia tras ser abandonado por su mujer (que para más inri le ha dejado por el hermano de este), y que nos regala una interpretació ligeramente más seria que en otras ocasiones (ahí está la todavía fresquita y muy recomendable Manual de un tacaño), aun sin renunciar al humor físico (esa presetación que nos hace comprender por qué el resto del pelotón le considera un gafe).
Pero en el fondo la cinta no supone más que una ligera actualización de la comedia policiaca que desde sus albores aterriza cada cierto tiempo en los cines...a ls chistes sobre la mala puntería, los villanos de opereta (hay alguno que casi parece un dibujo animado que ha cobrado vida como el travestido acompañante del villano del film) y los clichés de las buddy movies se añade algún guiño a las redes sociales (ese celebrar que se está en un cuerpo secreto...subiendo una foto) pero sigue dentro del mismo universo al que nos acostumbró el cine de los 80 y 90, con todas las bondades y pegas que ello atañe, de modo que gustará más a aquellos que adoren este género y quizás algo menos a los que simplemente decidan enfrentarse a una comedia sin más adjetivos.
Una policía en apuros sin embargo cuenta, dentro de la multitud de tópicos qua acumula, con buenos mimbres, como un buen diseño de producción (espectaculares los últimos diez minutos en el castillo de Vaux-le-Vicomte) y alguna línea particularmente aguda (como aquella en torno a su relación personal co cierto ministro), pero no llega a sacarle todo el jugo a elementeos que darían más juego como la relación entre Jo y su prometido o el altercado de su protagonista con el Presidente de la República. Nos queda, si bien probablemente es la cinta de Dany Boon, autor de una breve pero divertidísima filmografía (Bienvenidos al norte, Nada que declarar...) más light de los últimos años, una película de esas que se disfrutan más ahora que llega el veranito, sin pretensiones y con un buen aire acondicionado, una comedia ligera en el más amplio sentido del término.
Una policía en apuros llega a los cines el 9 de junio
DUELO DE PATANES
No pocas bestias mitológicas han paseado su palmito por la gran pantalla, del kraken a Godzilla pasando por Medusa o King Kong pero ninguna tan fantasiosa o exótica como el político honrado, un ser que asola un pacífico pueblecito siciliano en La hora del cambio, una comdia italiana en la que tras años con el mismo y corrupto alcalde los electores deciden que por fin es la hora de que el poder pase a nuevas manos, las de un profesoe que promete cumplir todas sus promesas electorales...para su posterior desesperación.
Nos encontramos ante una comedia bufa de esas que podrían haberse filmado hace 30 años, y que podrís ser víctima de un remake dentro de otros 30, y en ninguno de ambos casos, perdería un ápice de actualidad, si bien el nivel de chistes ?picantes" puede variar (en este caso reducido a cero) y sin faltar personajes tan típicos como el afable párroco con más bilis que estatuta (especialmente cuando intentan cobrarle el IBI) o el mafioso de turno (que en un auténtico rizar el rizo, no olvidemos su ambientación siciliana, no es un personaje local, sino un misterioso hombre enviado desde la capital tras ver el desarrollo de los acontecimientos) . La película presenta una historia sencilla, tan simple como demostrar que el ser humano lo quiere todo pero sin perder sus privilegios (sí es pueblo se vuelve limpio y ecológico, a costa de subir la tasa de basura, cerrar la planta que daba trabajo a muchos e imponer el reciclaje, y los de siempre pierden sus privilegios....pero el incorruptible nuevo alcalde no los otorga a aquellos que le votaron esperando algún favorcito...la traca cuando los mismos habitantes del pueblo protestan porque el alcalde ni siquiera cuela en la fila a sus propios cuñados como habría hecho su predecesor).
Pero bajo la crítica o casi en ocasiones sobre ellas brilla una cinta con un humor a prueba de bomba desde sus primeros instantes (ese slogan que pide directamente el voto sin hacer más preguntas) hasta su desenlace, con chistes tan impagables como la confusión que genera el reciclaje obligatorio (que hace que alguno opte por comerse hasta la cáscara del melón por no saber donde ubicarla) y personaejs tan inolvidables como ese cuñado que se arrima al sol que más calienta y cuya foto debería estar al lado de la palabra cuñado. vistas las últimas acepciones, en la próxima actualización del diccionario, un individuo con más cara que espalda que nos regala algunos de los mejores momentos de la cinta mienttas arrastra en sus redes a buena parte de la familia.
La hora del cambio no renuncia a las interpretaciones exageradas (las incursiones "ninja") ni a la sátira desencarnada, creando un conjunto que a pesar de no constituir la más original de las historias se revela como un eficaz divertimento que hace que la sonrisa no abandone al espectador durante la práctica totalidad del metraje, con su ácida visión de como el poder absoluto puede corromper absolutamente...hasta al pueblo soberano.
La hora del cambio llega a las pantallas españolas el 11 de agosto
PINTANDO BAJO LA LLUVIA
Resulta interesante cuando el séptimo arte se enfrenta a uno de sus homólogos, y un ejemplo más que llamativo resulta Los últimos años del artista. Afterimage, biografía del pintor Wladyslaw Strzeminski , artista polaco fallecido en 1952 cuyo nombre por estos lares quizás nos suene bastante menos que los de otros contemoráneos con los que colaboró, como Malevich o Chagall, pero que consiguió revolucionar el arte de su país.
Andrzej Wajda nos trae una historia desencarnada, la de un hombre que quizás resulte más apasionado como artista que como ser humano, capaz de hablar con la mano en el corazón al hablar de un cuadro (la clase sobre Van Gogh) pero débil al mostrar empatía en sus relaciones con aquellos que realmente le quieren (la reacción ante la marcha de su hija a la residencia o ante una inesperada declaración de amor) o simplemente le aprecian. Strzeminski no resulta un personaje simpático, con una actitud fría al enfrentarse a una vida marcada por las consecuencias de las dos guerras mundiales, habiendo perdido brazo y pierna en la I y viendo como el régimen impuesto en su país, con cuya ideología no comulga, le arrebata poco a poco su status, su salud (al dejarlo en condiciones de no poder ejercer ningún trabajo y de ni siquiera poder comprar útiles de pintura) y hasta su propio arte (el cierre relámpago de su sala en el museo), así como a cualquiera que le apoye o siga (la destrucción de la exposición), pero cuya alma se derrite frente al acto de creación artística, provocando una rebeldía que de otro modo para él sería impensable.
Los últimos años del artista. Afterimage se abre en un escenario bucólico, el de una clase al aire libre en la que nuestro protagonista parece sentir un estado de felicidad que no volveremos apreciar en el resto del metraje, que pronto abandonará para sumergirnos en una urbe oscura en la que solo parecen existir unos tonos grises que solo cede paso al rojo de la propaganda (un rojo sin embargo más desleído que el que podemos ver en la sala del museo donde se exhibe su obra, como parte de unos colores primarios que tienen sus días contados). Y dentro de este escenario sabe regalarnos metáforas tan hermosas como la de esa habitación que se vuelve roja de repente evitando que el artista pinte su cuadro (un efecto que descubriremos se debe a un gigatesco cartel colocado sobre la fachada de su casa) e imágenes tan terribles como la de su protagonista lamiendo el plato ante la falta de alimento, un ambiente en el que hasta se recrimina a una huérfana que lleve un abrigo rojo en un entierro...a pesar de que es el único que tiene, en una Polonia sacudida en aquel momento permanentemente por el hambre y la enfermedad.
Este biopic de los dos últimos años de vida de Strzeminski resulta tanto un film recomendable para los amantes de las bellas artes como para los aficionados al cine histórico menos convencional, un espejo de como pueden chocar dos mundos aparentemente tan ajenos como el arte y la política en un enorno hostil, una terrible fábula de como la realidad impuesta puede roer poco a poco el alma del ser humano.
Los últimos años del artista:Afterimage llega a las pantallas españolas el 9 de junio.