Legos del Monigotorium

viernes, 7 de abril de 2017

ARROGANTES Y EXQUISITOS

Por mucho que nos lleguen cintas como la todavía fresquita Orgullo, prejuicio y zombis el amante del cine todavía se resiste a alejar el cine de ambientación histórica del género del drama, y más a la hora de enfocar el arco entre finales del XVII y las dos rimeras décadas del siglo XX (con esa salvedad que es la época victoriana y que gracias al suspense y el terror se alza casi como un subgénero en sí misma) Sin embargo unas cuantas películas se atreven a cruzar la barrera y cuando lo hacen muchas veces lo hacen por el lado más convencional como Emma. Francamente ese no es el caso de la surrealista La alta sociedad (Ma Loute).
Ambientada en una pintoresca playa francesa en el verano de 1910 la cinta deja desde el principio  muy patente su carácter de comedia atípica, presentando una premisa propia del thriller (la desaparición de varios turistas) que sin embargo, y tras resolver también casi desde su comienzo el misterio, al menos para el espectador, dará pie a una trama bufa cuyo eje es la historia de amor entre una aristocrática visitante y el joven hijo de una familia de mariscadores, ambos con su propio secreto.
Sus personajes, tan descontrolados como una historia cuya resolución parece menos importante que el asistir al caótico desarrollo de la misma, se mueven entre la caricatura (esos dos detectives que, a pesar de las diferencias morfológicas, parecen parientes cercanos de Hernández y Fernández, atuendo incluido) y la parodia (los ademanes de esa clase alta que, aun estando de vacaciones en la playa, es capaz de pagar para ser transportado en brazos y no mojarse los pies), con unas interpretaciones histriónicas (la palma para el cabeza de familia Van Peteghem que en sus desplazamientos nos recuerda al televisivo Pozí) que aunque en algún momento nos pueden resultar repetitivas si consiguen arrancar la carcajada, marcando las abultadas diferencias entre los habitantes de la bahía y una caterva de visitantes acomodados que marcando que "no son como ellos" se dedican literalmente a alucinar con cualquier elemento del paisaje y cualquier actividad cotidiana.
Una película con unas cuidadas puesta en escena y fotografía que no desentonarían en una película de carácter más serio, pero puestos al servicio de una comicidad que tiene muy claro en que época se mueve con escenas tan cómicas como hermosas como el choque de los barcos...en tierra.
La alta sociedad es ante todo una comedia, sí, pero una comedia que no renuncia en ningún momento a los tabús (esos caníbales cuyo método de caza es literalmente el golpe de remo, y ese solo es el primero de la lista) ni a sucesos que pueden calificarse directamente de milagrosos (la levitación, algo menos místico de lo que parece en un primer momento), con un espíritu que en ocasines nos pueden recordar remotamente a los Monty Python si bien sus gags son menos redondos y su ritmo se ralentiza en numerosas ocasiones (a veces por la repetición de estos mismos gags como los avances por la playa del inspector Machin como si de una croqueta humana se tratase). El resultado sin embargo es uno de los más originales estrenados este año junto a cintas como Swiss army man, una cinta bizarra que aunque su desenlace nos pueda resultar forzado deja un sabor de boca agradable y la oportnidad de ver a una estrella como Juliette Binoche, recientemente vista en Ghost in the shell, dejarse llevar hasta límites insospechados.
La alta sociedad (en algunos países también traducida como La bahía) llega a las antallas españolas el 21 de abril

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