Legos del Monigotorium

miércoles, 25 de enero de 2017

LA VIDA DE BILL

 Todos aprendimos en el colegio que la vida es sueño y el cine, como buena fábrica de ellos que esmuchas veces no deja muy clara la frontera entre estos y la propia realidad de los personaje que la pueblan...con mucho de cuento para niños grandes y siguiendo esta estela ya hace unos añitos nos llegó La vida de Pi, una película de esas que invitan a revisarlas una vez conocido su desenlace, y parece que para su director, Ang Lee, ha llegado el momento de volver a rozar la frontera...y lo hace con Billy Lynn.
2004. Día de acción de gracias. Tras luchar valientemete en la Guerra de Irak el pelotón Bravo, compuesto en su mayoría por soldados muy jóvenes, es recibido como héroes, siendo objeto de un gran homenaje durante un partido de fútbol americano en Texas. Pero a pesar de los aplausos, la buena comida y las bellas animadoras Billy Lynn tiene la cabeza en otro sitio, y no puede dejar de pensar en la familia que está a punto de volver a verle marchar al frente y los horrores que vivió en la guerra. Y lo que experimente ese día puede hacerle cambiar sus prioridades.
Sumida practicamente en la unidad de lugar y tiempo, no así de acción en una cinta que entremezcla los hechos de lo que debería ser un día festivo y los recuerdos de un pasado todavía fresco que estrangula poco a poco la mente de su protagonista Billy Lynn es una curisa reflexión sobre el concepto de héroe y el valor de los símbolos, en el contexto de unos Estados Unidos que lucha una guerra a cientos de kilómetos.
Con un enfoque subjetivo tan atrevido como arriesgado la película destaca por una impecable puesta en escena, con un imaginativo modo de establecer paralelismos entre las vivencias de Lynn y sus compañeros en Irak y el homenaje en Texas (el plano de la llegada al estadio que parece tener su reflejo en el de la llegada al mercado), así como en el montaje, con algún recurso tan original com el de separar la realidad de lo que Lynn imagina como el cambio de tonalidades, creando una sensación de irrealidad para los personajes que se transmite vivemnte a un espectador que tal vez no conecta tanto con una trama ligeramente ambiciosa a la hora de exponer su drama, moviéndose de manera irregular entre la emotividad y una carga crítica que pierde fuerza especialmente en el último arco de la cinta (el conflicto con los trabajadores del estadio, el último diálogo con el sargento...).
Billy Lynn tiene muchos elementos para convertirse en una gran película, como su plantel de secundarios (con ese duro pero paternal Vin Diesel o un Steve Martin que logra sorprender), su en ocasines espectacular puesta en escena (el número del intermedio) o una historia que analiza a través de sus efímeros símbolos la visión del patriotismo americano a través de los ojos de los propios estadonidenses pero su ritmo irregular y sus variaciones de tono (el asunto de los derechos para la película sobre los Bravo) contribuyen a crear un conjunto tal vez excesivamente antinatural, que se revela tan forzado para el espectador como para el mismo Lynn, y que lastra una historia que consigue atrapar y liberar nuestro interés en demasiadas ocasiones, si bien nos queda como una tesela más de ese espectacular mosaico que es el talento de Ang Lee.

Entre la dureza de la guerra y la irrealidad de la paz Billy Lynn llega a las pantallas españolas el 27 de enero.

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