Legos del Monigotorium

jueves, 12 de enero de 2017

AROMA DE PESADILLA

Para aquellos que somos fans desde pequeñitos La alegría de la secta es quizás uno de los episodios más divertidos de Los Simpsons pero si abandonamos el universo animado (en el que otra serie como Southpark siempre ha tenido mucho que decir) la gran pantalla siempre nos ha mostrado su cara más escalofriante con ejemplos todavía tan recientes como la muy recomendable The sacrament o The invitation ...pero no hace falta inventarlas o remitirnos a exóticos ejemplos y aquí entra en juego Colonia.
Chile, 1973. Lena, azafata de vuelo, aprovecha los cuatro días libres antes del próximo despegue para reencontrarse con su novio Daniel, un concienzado reportero y artista defensor de Allende. Pero el mismo día que estalla el golpe de Pinochet la pareja es llevada al gran estadio donde es separada quedando ella libre. Con la ayuda de los amigos de Daniel, que sin embargo poco pueden hacer, Lena descubrirá que este ha sido llevado a las dependencias de una oscura secta apoyada por el régimen y dirigida por un turbio pastor llamado Pius, la Colonia Dignidad, y tomará la resolución de infiltrarse como devota voluntaria para averiguar si su amante sigue vivo y sacarlo de allí.
Inspirada en hechos reales, tal como reza el rótulo que la abre, la película recorre varios géneros, del cine romántico al drama histórico pasando por el terror para reconvertirse poco a poco en una cinta de fugas que nos remite, ligeramente, a todo el cine de evasiones ambientado en la II Guerra Mundial pero con la particular originalidad de derivarse de un episodio histórico tan doloroso y todavía tan poco explotado a nivel cinematográfico (plus al tratarse de una producción germana) como es del golpe de estado de Pinochet y sus dramáticas consecuencias.
Si bien su arranque, que además de generar empatía con la pareja protagonista, presenta un clima histórico muy concreto y oscuro, abandona rápidamente la ciudad de Chile para llevarnos a un turbio microcosmos no menos terrible por desconocido, el de la infame Colonia Dignidad, un territorio que a pesar de las elipsis que nos impiden contemplar, que no intuir los horrores que se viven tras su alambrada (la paliza a la anciana, los abusos en las duchas), y cuya maldad en estado puro sabe transmitir con gran acierto la película, gracias tanto a la dirección artísitica (entre la sordidez de los túneles y la limpieza de las estancias hospitalarias) y el trabajo de sus actores secundarios.
Pero Colonia tiene en el fondo, a pesar de sus referentes históricos y su visión crítica un corazón de cinta tradicional de esas que presentan una pareja contra el mundo, y frente a su oscuro planteamiento, no deja de tomar decisiones que la ponen en la sintonía de cintas más tradicionales, con un gran escape (no creo que nadie se lleve a engaño al pensar que la joven pareja protagonista no se reunirá y emprenderá la ansiada huida) e irá adoptando, a medida que avanza su desenlace y el calendario presentado desde la llegada del personaje de Lena a la colonia (y que pronto, eliminado ese factor de cuenta atrás que implicaba la promesa al piloto de regresar antes de próximo vuelo desde Chile, pierde su poder de tensión, no así su carga dramática), un desarrollo argumental más convencional.y un aura más conocida, perdiendo parte de la capacidad de sorpresa que había causado con su inquietante propuesta y dejándonos una historia romántica con un toque original pero quizás menos catárquica de lo que preveíamos en un primer momento.
Entre el drama histórico y la tensión hollywoodense Colonia llega a nuestras pantallas el 20 de enero

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