Legos del Monigotorium

martes, 28 de junio de 2016

ANDAR COMO UN EGIPCIO

Epopeyas de faraones, construcciones de pirámides, relatos bíblicos...si bien siempre parecen ponerse, quizás por su número menor, a un ladito discreto de ese género que es el peplum las peículas ambientadas en el antiguo Egipto han dejado gratos momentos de ocio cinematográfico con cintas como Cleopatra, Tierra de faraones o Los diez mandamientos (y alguna joyita animada como El príncipe de Egipto). Pero al igual que a su primo grecorromanao le ha dado en ocasiones por tirar por hiperólicos y ricos en efectos especiales como en los casos de 300 (y secuela) o Furia de titanes (y secuela) parece haber llegado el momento de que Egipto también lo haga...y aquí aparece Dioses de Egipto.
 En el antiguo Egipto los dioses moraban entre los humanos, pero además de vivir miles de años eran más altos, tenían oro en vez de sangre y podían convertirse a voluntad en terribles bestias. La paz reinaba pero el día en que Osiris abdica su hijo Horus su hermano Seth aparece y lo asesina, para después luchar con el mismo Horus al que arranca los ojos, fuente de su poder, y, por intercesión de Hathor, la pareja de este, destierra al desierto. Casi todo Egipto cayó en la esclavitud pero una esclava todavía tiene fe en los dioses y le ruega a su amado Bek, un ladrón, que robe los ojos de Horus de una de las fortalezas de Seth para que este vuelva y les libre del tirano...sin embargo las cosas no van a ser tan fáciles.
Fantasiosa película de acción con pinceladas historicistas la cinta nos lleva a un antiguo Egipto legendario en el que conviven dioses y mortales, y en el que va a estallar un conflicto entre inmortales con ligeros ecos a la rica mitología egipcia.
Con un comienzo épico, en el que nos presentan a nuestros (por el momento despreocupados) protagonistas la película pronto hace gala de tomarse más de una libre licencia a la hora de reflejar la fastuosidad del antiguo Egipto (en el que no faltan obeliscos que rozan el cielo, vestidos con más trasparencias que lino y una arquitectura tan blanquita que da gusto verla...la traca esos planos en papiro con unos dibujos de cepos y trampas a los que solo les falta la flecha de "entre usted por aquí") en un envoltorio chillón y llamativo en el que no fatan gigantescos monstruos (con la parte del león por supuesto para la Esfinge) ni por supuesto unos dioses que, al transforarse, nos dan una impersión casi de etéreo Transformers (por suerte nos ahorran la de Hathor, cuya representación animal era...la vaca...no debió convencerlos mucho) o primos lejanos de los añorados Caballeros del zodiaco, dejando al espectador entre perplejo y estupefacto.
Sin duda Dioses de Egipto da uma impresión tan irreal como llamativa pero lo que se oculta tras estos bizarros elementos y las interpretaciones de algunos actores conocidos no tan ajenos por estos terrenos  épicos (el Matarreyes y Leónidas como cabeza de cartel) no es más que una cinta de aventuras con un desarrollo clásico, de esas protagonizadas por un téndem de antihéroes ( dios con más morro que luces y buen ladrón) que poco a poco además de formalizar una amistad lograrán redimirse de sus antiguos vicios y acabarán convirtiéndose en lo qeu se espera de ellos (y espero que esto no le suponga a nadie un spoiler...el como lo logran es otro cantar que deerán descubrir acercándose a su sala de cine más cercana), y en cuya odisea no faltarán los más variados obstáculos, alguno superado de manera harto cirquense, y solo lo lograrán con tenacidad y el apoyo de dos mujeres que (inexplicablemente) confían ciegamente en ellos.
Dioses de Egipto no nos ofrece nada nuevo, pero el resultado no es tampoco muy distinto de otras cintas de corte similar, dejando pocas sorpresas en el tintero y dejando un conjunto entrerenido que más nos agradará cuando menores sean las expectativas con las que acudamos a su visionado. Una cinta lineal, a la que podemos acudir a disfrutar de las interpretaciones de dos protagonistas, héroe y villano, con una buena cohorte de fans o de una historia sencilla que, francamente haría un poco menos el ridículo si no se emprñase en buscar raíces egipcias para su ambientación y personajes (¿Alguien ha dicho Stargate? Pues elevado a la cuarta y con fuegos artificiales) en vez de optar por presenta a sus persoaejes desde cero.
Aventuras clásicas en un escenario anticlásico, una opción para pasar una tarde fresquito en cuerpo y alma en el cine .

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