Legos del Monigotorium

martes, 14 de julio de 2015

RESACÓN...EN LA HABITACIÓN


Parece mentira pero el Club de cine El pez eléctrico (C/ Pez 40) acaba de hacer su primer mes. Tras una tanda de hermosas desconocidas, o al menos poco conocidas como Allegro non troppo o Carga maldita llegaba el momento de tomarse un respiro (y es que con el calor al cerebro también le apetece algo bien fresquito, pero con cuerpo) con un auténtico clásico del humor gamberro. ¿Se acuerda alguien todavía de esa época en que Tom Hanks era un chico monillo de pelo rizado que no sabía ni lo que era en Óscar? De esa era antediluviana, antes de internet, antes del boom de las series, antes de la tele de pago llega Despedida de soltero.
 Rick, conductor de autobús escolar, está a punto de casarse con la chica de sus sueños, Debbie, hija de una adinerada familia que no le ve con buenos ojos precisamente. Sus amigos, tan locos y salidos como él, deciden organizarle una gran despedida de soltero en un hotel de categoría, pero su futuro suegro y el exnovio de su prometida, que todavía confía en recuperarla, harán todo lo posible para hacerle quedar mal ante los ojos de Debbie y conseguir que se anule el enlace.
Anclada profundamente en los ochenta Despedida de soltero es una comedia sin prejuicios que, partiendo de un tema que ya conocemos bien, tanto en la gran como en la pequeña pantalla, nos arrastra, casi siguiendo las tres unidades, a una auténtica locura in crescendo en la que no falta de nada.
Con unos personajes que se revelan carismáticos desde el primer momento (glorioso el momento en que el protagonista aparta la figura de la virgen del salpicadero para mostrar una muñeca awaiana)
 la película nos lleva a un terreno que linda con el de la comedia universitaria (el arreglo del coche), contando la historia de un grupo de amigos de esos de toda la vida que parecen tener el cerebro no dentro de la cabeza sino de los pantalones, una auténtica familia de juerguistas que chocará directamente con la que será la familia política del fututo marido (es más de la familia del personaje de Hanks no tendremos referencias en ningún momento con la salvedad del hermano, pero este ya es parte de la festiva comitiva).
Con un humor tremendamente visual, de un erotismo no explícito (sí...tetas hay, pero la cosa no pasa de ahí) con momentos de puro slapstick llevado a su terreno (la escena del exnovio, la sábana y la melindrosa parejita), surrealismos varios (las distintas cabezas en el cuerpo de la chica que le pide sexo, incluyendo la de su jefa, una monja con mal café), diálogos tronchantes (la conversación entre futuros suegro y yerno) humor negro (el destino del burro) y de casi todos los colores (la habitación de los japoneses) pasando por supuesto por el marrón (esos guantes...) la película, a pesar de cardados y fosforitos varios ( de traca la tienda de Debbie en la que la gente parece bailar más que comprar y con unos probadores de antología) no ha perdido un ápice de frescura, incluso en los momentos en que es espectador no puede dejar de adivinar a donde se dirigen los personajes (como cuando la familia de la novia decide disfrazarse de fulanas para infiltrarse en la fiesta del novio), gracias especialmente a ese poder que tiene para conseguir que el espectador, con todas las diferencias posibles, se identifique con este grupo de amigos que le da mil vueltas a toda esa caterva a la que le ha dado por hacer turismo prenupcial con horrible resultado en los últimos años (de la saga Resacón en las Vegas a La boda de mi mejor amiga).
Frente a estas el punto de partida es más sencillo, con un grupo de amigos, una cinta X que más tarde descubrirán está censurada y un número sexy del que nunca disfrutarán (ya que el exnovio, con pocas luces, lo desvía a casa de la novia...pero sin preocuparse en revelar que su destinatario inicial era el novio con lo que nos deja un divertidísimo momento pero un resultado infausto...para él al menos), pero que poco a poco, sin apenas salir del hotel, su pequeña fiesta mute en la versión 5.0 del camarote de los Marx, número erótico con asno (literal no figurado) incluido.
Una comedia hija de su tiempo que se revela atemporal, de esas que se disfrutan dejando ls prejuicios en la puerta, y si es con amigos muchísimo mejor.
Y ya solo quedan unos días para la próxima...todavía pueden apuntarse, y seguramente volverá a ser memorable

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