Con la excusa de la llegada de una comisión destinada a elegir la firma ganadora de un prestigioso premio empresarial la película nos presenta a un hombre carente de escrúpulos pero que se escuda en su particular concepto de familia (con la ironía que, de ser real en alguna ocasión supondría incluso incesto), a la que según él pertenecen todos sus empleados, para ajustar la realidad a sus propios intereses. El desencarnado e inclemente retrato de un estereotipo que nos resulta de sobra conocido, pero al que su intérprete consigue dar (oscura) alma. Un hombre que presume de cercanía y preoc
Como la práctica totalidad de las películas de su director y guionista, Fernando León de Aranoa, es pura denuncia social. Una presentación, menos distorsionada de lo que querríamos reconocer, de una realidad hiriente, la de un hombre que no dudamos se considera bueno, pero al que muchos tienen que llamar patrón, que se autodenomina amigo, pero que ni siquiera conoce los gustos de sus recíprocos o directamente ni los reconoce. Un paternalista de manual al que no cuesta odiar, aunque su extraño carisma nos haga desear tanto su caída como su salvación.
" El buen patrón" es una película que remueve conciencias sin vacilar en hacernos reír a mandíbula batiente. Dejando paso hasta a la épica, con un inteligente uso de la banda sonora, que da lo mejor de si en escenas como esa noche en la ópera que puede cambiar el destino de todos sus personajes o el casi celestial arco del final, y sin desmerecer los detalles (el sempiterno rincón iluminado destinado al premio) su gran sentido del ritmo y la vivacidad de sus diálogos hacen de esta una película que pasa en suspiro. Una historia que nos puede hacer sentir un poco culpables por las risas provocadas pero que da para buen debate, ante una trama que podría haberse tratado igual hace unas décadas, pero que por desgracia no ha perdido un ápice de vigencia.
" El buen patrón" llega a los cines el 15 de octubre.
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