Legos del Monigotorium

jueves, 23 de septiembre de 2021

¡QUE PARDO ERA MI VALLE!

 

Vayamos por partes...o, mejor dicho, por una primera parte, ya que "Dune", la adaptación del clásico de la ciencia ficción, no es sino la primera parte de un díptico cuya continuación está en el aire si esta no logra el éxito comercial que se espera de ella. Esta nueva "Dune" (me reservaré el hacer comparaciones con su predecesora) es la hiperbólica presentación del conflicto, en inicio político-comercial (movidas religiosas se anuncian más agresivas para su hipotética continuación) entre dos dinastías, Atreides y Harkonnen, en el marco del planeta Arrakis, un páramo desértico que oculta la codiciada especia, una sustancia esencial tanto para los viajes interestelar es como psicotrópicos.

Hasta aquí nada nuevo. La película consigue dar entidad a un mundo fantástico formado por mundos diferenciados con eficacia y una cuidadísima puesta en escena que adopta con inteligencia referencias que van del orientalismo clásico a la estética fascista. Todo en los planetas es apabullante desde el vestuario a los escenarios, sacando el mejor partido a una reducida paleta de color, consiguiendo presentar unas batallas realmente épicas, aunque yo sigo preguntándome como unos pueblos que tienen naves espaciales y bombas de racimo recurren al cuchillo en vez de a la metralleta. Del aspecto de sus curiosos escudos de fuerza, que parecen generar una ligera ralentización a lo VHS antiguo, hablamos otro día.

Pero si esta era la cal, ahora toca la arena (perdón, el chiste se escribe solo). "Dune" no vacila en mostrar su carácter de prólogo. Historia de fuerte carácter mesiánico, centrado en un Paul Atreides (un Thimotée Chalamet al que parece le esté dando todo el rato el sol.en los ojos aunque no le dé) cuyas repetitivas visiones articulan buena parte del metraje, la película, con la salvedad del epectacular ataque que da un vuelco completo a la trama, se antoja una mera presentación de personajes. Por suerte podemos encontrar en ella unos maravillosos secundarios como Rebecca Ferguson, Josh Brolin o Charlotte Rampling, que consiguen aportar entidad frente a unos protagonistas más anodinos (Chalamet y una Zendaya que aunque aquí no destaca fuera de las visiones se adivina esencial para una segunda parte). De detalles cuestionables como el abuelo torero Atreides (cabezón de toro en el salón incluido), el gaitero que abre el desfile en Arrakis o el reciclaje y saludo con escupitajos (¿Alguien dijo "Waterworld"?) mejor hablamos otro día.

"Dune" es un auténtico espectáculo, una película que merece disfrutarse en la pantalla grande, aunque su apartado argumental quede varios niveles por debajo. Eso sí, nos queda la esperanza de una segunda parte que quede a la altura. Que las bene gesserit nos amparen.


"Dune" ya está en cines de toda España.

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