Al escuchar por primera vez un título como La biblioteca de los libros rechazados creo que lo más normal es pensar en un drama del corte de La sociedad literaria y el pastel de puré de patata o incluso una aventura de corte juvenil. Nada más lejos de la realidad. Nos encontramos ante un cuento de misterio cuyos orígenes son la biblioteca del título...y es que hemos vuelto a ser víctimas de la traducción creativa del ligeramente más explícito Le mystère Henri Pick.
No hace falta que se cometa un asesinato para buscar un culpable. El punto de partida de esta película, basada en la novela de David Foenkinos, es de esos que enganchan casi de inmediato: un manuscrito abandonado, descubierto por casualidad por una joven editora se convierte de la noche a la mañana en un éxito sin precedentes, y más cuando un mediático crítico literario parece obsesionado en demostrar que su autor, un pizzero ya fallecido al que al parecer no se le vió leer (y menos escribir) un libro en su vida, es la tapadera de otro escritor más experimentado. Una trama de corte policiaco con trasfondo literario que nos puede remitir a libros como La buena novela, que sabe añadir además un toque de autoconsciencia, con referencias a Poe o Doyle que le sientan francamente bien y frases de corte lapidario que finalmente descubriremos auguran algunas de las claves de un enigma en el que parece no solo esencial su resolución, sino además las decisiones de sus personajes una vez puedan averiguar qué pasó realmente en el pequeño pueblo bretón en el que se desarrolla la historia.
Una trama con un detective forzoso, tanto debido a las circustancias que le llevan a querer descubrir la verdad ( o más bien respecto a demostrar que "la verdad" es mentira) como casual en el consumo de determinadas sustancias (alcohol en barra de postín y un porro cuyo consumo es menos fortuito de lo que pensamos en un primer momento) con una particular Watson que debería ser más obstáculo que ayuda, ya que es hija del dudoso autor, que se enfrentan más que a un crimen sin víctimas al fantasma de una obsesión, y en cuyos papeles está sencillamente maravillosa la pareja formada por Fabrice Luchini y Camille Cottin. Un dúo que sabe aportar entereza, tanto juntos como por separado, a los momentos más surrealistas de la historia (como esa visita a un club del libro amante del policiaco o la fiesta homenaje al descubierto escritor que merecerá una relectura al final de la película).
Misterio clásico en el que no falta nada, desde pistas sin retorno a falsos culpables La biblioteca de los libros rechazados es una de esas películas que, sin destacar especialmente en ninguna de sus vertientes, resulta rabiosamente entretenida, invitando a participar al espectadore en la resolución de su particular crimen y añadiendo con tino pinceladas de humor en una historia de esas que consiguen adueñarse sin mucho problema de toda nuestra atención durante apenas la hora y media larga que dura, nos complazca su desenlace o no. Y eso no es sencillo en absoluto.
Solo un último consejo: no abandonen corriendo la sala. Aunque hayan empezado los títulos de crédito transcurridos apenas unos segundos el verdadero final (¿o deberíamos decir comienzo?) se abre paso para acabar de redondear una historia que nos deja con ganas de más. Esperen un poco. Lo agradecerán.
La biblioteca de los libros rechazados llega a los cines el 14 de junio.
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