Hacia 2010 una cinta de director español y protagonista canadiense llamó la atención de crítica y público demostrando que se podía hacer un thriller con un único actor (en pantalla) y un único decorado de apenas tres metros cuadrados. Su nombre Buried y su trama la angustiosa odisea de un contratista atrapado en un precario ataúd de madera cuya única esperanza de salvación está al otro lado de la línea. Desde Dinamarca nos llega una nueva historia que nos transporta al otro lado de ese teléfono y su nombre The guilty.
Poco puede contarse de esta historia con una completa fidelidad a las tres unidades y en tiempo real que nos transporta a la noche de pesadilla, previa a un importante juicio, del agente Asger Holm, un policía destinado al servicio telefónico de emergencias que, entre llamadas de accidentes sin importancias y de yonkis en pleno viaje recibe la petición de auxilio desde un vehículo en marcha de una mujer que parece estar siendo víctima de un secuestro. Y digo poco puede contarse porque cuanto menos sepa el espectador de a qué se va a enfrentar en la gran pantalla muchísimo mejor. Holm, interpretado por Jacob Cedergren, no sufrirá de la angustia de este caso en carnes propias como le pasaba al protagonista de Buried, pero sí que tendrá que hacer gala de toda su imaginación y recursos para resolver algo que parece irresoluble, y en el que cada giro parece ir añadiendo una paletada de tierra a un ataúd imaginario.
The guilty presenta una puesta en escena sencilla. Rodada en tiempo real, sin tiempo para elipsis alguna la película carece por completo de música (aunque sí incorpora algún efecto de sonido que añade si cabe todavía más angustia a la trama, como el sonido de la fugoneta y la carretera que podemos escuchar a través del teléfono o un desasosegante ruido similar a la estática que podemos escuchar de fondo en algunos de los momentos más angustiosos de la historia) y casi de escenario, desarrollándose por completo en la oficina de la comisaria destinada a la atención teléfonica, un espacio de apenas una habitación y un despacho. Y con la excepción de aquellos personajes que escuchamos vía telefónica nuestro héroe apenas intercambia un par de frases con un par de compañeros. Pero la brillantez de la actuación de su protagonista, en un auténtico tour de force que consigue arrastrar al espectador más avezado, y la garra de su guión, que sabe jugar tanto con sus personajes como con una audiencia al que historias como la que cuenta nuestra película le suenan del telediario del día a día, hacen de ella un thriller tremendamente eficaz. Una trama que podría tanto funcionar perfectamente tanto en teatro como en forma de serial radiofónico (sí, todavía los hay, y algunos tan destacables como la versión de Psicosis de RNE de hace unos añitos o la más reciente de Jekyll y Hyde ...al que se atreva a probar están ahí en internet y son muy, pero que muy recomendables) pero que en cine gana además con unos demoledores primeros planos.
Una película impactante, que no suelta al espectador ni por un segundo. De esas que dan ganas de gritarle a los personajes (y no solo ese "está detrás de tí" al que invita el cine de terror más entrañable) y que animan a iniciar tertulia en el bar después del cine. Aunque la ausencia de nombres conocidos en su (sobrio) cartel no parecen invitar al espectador amante del cine más comercial nos encontramos ante una cinta que, con poco, no tiene nada que envidiar a lo mejor de Hollywood con una historia que se va a quedarse en nuestra retina bastante tiempo.
The guilty llega a las pantallas españolas el 23 de noviembre.
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