Siempre se ha dicho que el perro es el mejor amigo del hombre. Más de uno (y algún alérgico) defenderá el valor del gatopero no se puede negar que en el caso del séptimo arte es verdad, con canes animados (101 dálmatas), cómicos (la saga Beethoven), parlantes (Un chihuahua en Beverly Hills) y más de uno al que solo le faltaba hablar aunque ni su dueño lo hiciera (el Uggie de la oscarizada The artist). Pero hasta el momento los orígenes del vínculo entre perros y humanos no habían dado para película...para subsanarlo llega Alpha.
De la mano de Albert Hughes, un director que hasta el momento solo había trabajado mano a mano con su hermano (en películas como From hell o El libro de Eli) Alpha, nombre que recibe el can (aunque mejor debería decir lobo) protagonista, cuenta la odisea de un joven hombre prehistórico que, dado por muerto y abandonado en su primera cacería, intenta recuperarse de sus heridas y volver a casa antes de que lleguen las terribles nieves, y si o logra o no (algo que aquí no desvelaremos) será gracias a su nueva relación con un lobo herido. Una lucha por la supervivencia en un entorno completamente hostil, que saca el mejor partido a una variable ambientación (aunque con algún elemento de postal casi gratuito, eclipse, volcán y aurora boreal incluídos) y una cuidada fotografía que no renuncia a increíbles tomas aéreas y, como toca en cualquier producción de esta envergadura, buena cantidad de efectos especiales.
La película no es sino, usando el lenguaje propio del cine de aventuras (cámara lenta incluída...hay una caída que si no fuese por la fotografía no desentonaría en ninguna entrega de 300), una hermosa reflexión sobre la relación del primer ser humano con la naturaleza que le rodea, y, dentro de este clima, la mejor parte de la cinta es aquella que se centra en la relación entre humano y animal (y no diré mascota, auque el cánido hasta va a buscar el palo), quedando una primera parte más anodina que si bien nos ayuda a empatizar con el protagonista (el rito de madurez, la relación con sus padres) no llega tanto al espectador como el metraje a partir de que el futuro Alpha entra en escena. Y eso que el arranque puro y duro, con la hipnótica voz de Morgan Freeman como narrador (momento en que se agradece la versión original) y un montaje casi de documental de óscar acompañado de banda sonora que nos puede remitir a los compases iniciales de la clásica 2001 suponen una maravillosa carta de presentación.
Alpha puede presentar opciones más o menos cuestionables, como el del lenguaje usado por los humanos (que al hombre prehistórico se le puede doblar...películas como María Antonieta no se filmaron en francés...la versión original pura y dura casi se la dejamos a mel Gibson), un aroma de epopeya que no llega a la catarsis o un ritmo cambiante que solo se centra en la mitad de la cinta en la que nuestro amigo de cuatro patas entra en escena, pero revela ser una cinta con una puesta en escena cuidada, cariño por los detalles y, al menos aparentemente, por los animales (y digo aparentemente porque a pesar de la enternecedora historia que presenta al parecer un, digámoslo de manera fina, conflicto con la fauna local ha conllevado la petición de boicot de PETA y la no aparición del "no animals harmed). Una cinta que conquistará a los amantes de los perros y que resulta muy recomendable para los espectadores más jóvenes con una road movie prehistórica llena de momentos de superación personal. Para aquellos no aficionados a nuestros amigos los perros se siente pero probablemente Alpha no es su película.
Alpha llega a los cines el 24 de agosto.
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