Existen películas cuyo título resultan un auténtico trabalenguas. A veces son un diálogo pronunciada por los personajes o una frase hecha o...como sucede en este caso son simplemente lo más apropiado. Hablo de La sociedad literaria y el pastel de piel de patata (me permitirán que a partir de ahora me refiera a esta meramente como La sociedad literaria), inspirada en la novela casi homónima. Y digo casi porque en esta ocasión el libro tiene un título todavía más largo: La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey.
La sociedad literaria es una película de esas que tienen un buen arranque: una reunión casi clandestina, una mentira y un corte con visos de continuará. Las respuestas a los muchos interrogantes que plantea esta escena llegarán más tarde, tras la presentación de la que va a ser la protagonista de la función: una joven escritora de éxito que se encuentra ante un momento de cambios en su vida, y que va a encontrar en estas dudas que también atormentan, aunque sea ligeramente al espectador, una suerte de detonante.
Aunque en sus primeros momentos puede no parecerlo la cinta no es sino un drama romántico de un director ya familiar ante el género, Mike Newell, que sabe presentar de manera más original su historia que desarrollarla. Así encontramos una asociación amigable que parece ocultar más de un secreto, unos personajes carismáticos, una vecina chismosa (que francamente podría habernos dado mucho más juego) y un pasado doloroso (apenas acaba de terminar la II Guerra Mundial...la cinta se desarrolla en 1946) que atormenta a los protagonistas...todos elementos que contribuyen a generar el interés de un espectador que se puede sentir más o menos descolocado ante el original título. pero una vez nos hemos sumergido en la trama la cinta se deja llevar por derroteros más típicos del cine romántico (y no diré más...algún giro se ve llegar de lejos casi desde el primer momento), haciendo de esta una película más adecuada para los fans del género que para aquellos que busquen otro tipo de historia en su pantalla.
La sociedad literaria es una película de factura elegante, con bonita fotografía y unos paisajes bucólicos casi de catálogo de viajes. Una película agradable de ver y bien hecha, pero que a pesar del desgarrador trasfondo que presenta (el clima de una isla ocupada por los nazis) no logra absorber el corazón de un espectador que seguramente simpatiza con los personajes, pero al que no llega a arrastrar una trama que con estos notables ingredientes daba para mucho, pero que mucho más, aunque acaba desembocando en una historia más convencional que su original título. Un drama eficaz, sin duda, pero al que habría beneficiado una miguita de atrevimiento emocional.
La sociedad literaria y el pastel de piel de patata llega a los cines el 19 de octubre.
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