Parece mentira lo revolucionados que estábamos hace doce meses cuando, tras algún retraso y muchas, pero muchas noticias, por fin se estrenó, a las 12 de la noche para más inri, el episodio VII de Star Wars, una cinta que en su habirual controversia no defraudó a la mayoría y que recuperaba de nuevo el universo de Lucas (perdón, ahora el de Disney) a la gran pantalla...y sin embargo ahora nos enfrentamos de nuevo a él, volveindo atrás en el tiempo y con viejos conocidos pero fuera de la numeración canónica, si bien yo me atrevería a insertarlo como espisodio 3 y 1/2 (si lo hizo la saga Agárralo como puedas...). Hoy por supuesto hablamos de Rogue One.
Hace mucho tiempo, en una galaxia muy lejana el ingeniero militar Galen Erso volvió a ser reclutado por el impero para construir una gigantesca arma, pero logrando que su hija pequeña huyese antes de convertirse en rehén de sus propios jefes. Años después Jyn Erso es una fuera de la ley pero la rebelión cree que ella puede ser la llave para acceder a viejos amigos de su padre y así acabar con un destructor de planetas de increíble poder, la llamada estrella de la muerte. Liberada de la prisión en la que se encuentra a cambio de su ayuda Jyn se resistirá en un principio a coloborar con los rebeldes pero tras descubrir un mensaje dejado por su padre será la primera en promover una arriesgada misión para conseguir los planos de la estación y acabar con la amenaza.
Octava película de la saga por orden cronológico Rogue One, promocionada como "Una historia de Star Wars" deja desde su comienzo clara su ligera ruptura con el resto de las cintas estrenadas en el cine, con una presentación que si bien respeta el mítico "en una galaxia" nos ahora el habitual resumen previo a la misma y una banda sonora que, aun conservando muchos leitmotiv de la saga original, revela pronto sus diferencias merced a la espectacular mano de Michael Giacchino (como hizo ya en Jurásica World).
Este nuevo Rogue One es una cinta de la que ya conocemos el desenlace de su trama, no ya el de sus protagonistas, y que se permite adoptar un tono más oscuro, incluso podríamos decir fatalista, con una libertad que le da el saberse lejana a la actual continuidad pero el poder presentar personajes clásicos como Darth Vader o Leía Organa (en este caso al igual que en el de Peter Cushing gracias a unos espectaculares efectos especiales que nos hacen replantearnos si estás películas siguen necesitando actores...terrorífico. y más pensando de cara a la,anunciada cinta sobre la juventud de Han Solo) y algún pequeño guiño, pero que tiene en esto el reto de presentar una cinta fiel al espíritu original y que mantenga el interés del espectador.
El resultado es una trama sólida ( aunque mejor ahorrarse los chascarrillos, visto el arco final, respecto al WiFi del futuro...es lo que tiene el futuro de hace cuarenta años) con unos personajes quizás algo menos carismáticos, tal vez por su carácter desencantado, que los de la primera trilogía, pero con una interesante galería de secundarios ( desde el nuevo robot a es Saw Guerrera heredero del Inmortan Joe de Mad Max) y una gran batalla final de esas en varios escenarios que sabe mantener el listón.
Una cinta que si bien no revoluciona nuestro querido universo galactico si nos deja un buen ritmo y un tono adulto que le sientan francamente bien y que nos dejan a la espera de un episodio VIII que confiamos revelará el auténtico nivel de estas nuevas películas de Star Wars.
Para fans y no fans, una entretenida aventura que se revela una de las imprescindibles de estas Navidades.
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