Legos del Monigotorium

miércoles, 24 de agosto de 2016

LLOVIENDO HOMBRES

El cine ese de Hollywood que ha conseguido atraparnos durante años nos tiene muy mal acostumbrados a según que historias, y más en el caso del (mal) llamado cine de mujeres. Tragedias de generaciones que se reunen, comedias de rectas progenitoras que dan rienda suelta a la hormona o dramas sobre las dificultades de un mundo profesinal dominado por los hombres son algunos de los tipos que durante largo tiempo han ido llegando de manera progresiva a nuestras pantallas. Pero por supuesto hay vida (cinematográfica) más alla de las fronteras estadounidenses y una interesante muestra de ello es La estación de las mujeres.
 En la India rural tres amigas se enfrentan cada día a problemas personales. Mientras una sufre un horrible maltrato de su marido por no poder quedarse embarazada otra, viuda, se esfuerza en pagar la dote de la esposa de su joven hijo, un pequeño delincuente y una tercera es denigrada continuamente por los habitantes del pueblo por su trabajo como bailarina exótica y prostituta. Sin embargo a pesar de alguna desaveniencia y una sociedad que no siempre ve su amistad con buenos ojos las tres nunca dejarán de ser amigas y ayudarse las unas a las otras, conquistando una libertad que en un principio parece serles negada.
Drama de personajes ambientado en una exótica India alejada de las grandes urbes La estación de las mujeres es un poliédrico espejo de la situación de la mujer en la India a la par que una hermosa historia sobre la amistad.
Protagonizada por tres mujeres cuya relación parece ser muchas veces lo único que les da fuerzas frente a un mundo que ningunea su papel en la sociedad (a pesar de que en muchas ocasiones constituyen el único sustento de sus familias) y frente a unos personajes masculinos que parecen agruparse bajo la etiqueta de idiotas emocionales (con las salvedades del dueño de la tienda de telas, el misterioso interlocutor telefónico o el dulce enamorado de la nuera de una de los protagonistas...y es que hasta el entregado aspirante a amante de la prostituta revela sus cartas en el mismo momento de hacerle la petición de su vida) la película no renuncia a los episodios más dramáticos, pero tampoco lo hace a la superación personal, muchas partes por vía del propio ingenio (el método de la joven para evitar su boda aunque finalmente no le funcione, o la solución ante el deseo de quedarse embarazada de la esposa maltratada), así como a un espíritu vitalista que jamás merma y que acaba propiciando el metafórico desenlace (que aquí no desvelaremos, pero que le da cierto puntito surrealista con un oportuno ex machina que conecta con una festividad tradicional) que cambiaá para siempre las vidas de sus protagonistas. 
La estación de las mujeres es una cinta que nos presenta situaciones tan cotidianas como doorosas en un apartado lugar del mundo en el que sin embargo surgen el color y la luz (inenarrable esa moto de fantasía que, en medio del desierto que rodea el pueblo, casi podría ser una segunda Priscilla...eso sí más modesta, y por supuesto la vibrante feria que acompaña a última parte de la película), como espejo de esa parte luminosa que anima el espíritu de unas protagonistas que son unas luchadoras en toda regla (y a las que se une esa entrañable secundaria que es la joven nuera, que intenta seguir las normas pero también rebelarse a su manera) y que avanzan en el día a día gracias a pequeños logros y catarsis (el ascenso en el negocio de telas, los gritos durante la improvisada excursión).
Una película sobre el dolor pero también sobre la alegría de vivir, con un pequeño rinconcito para la comedia que logra que realmente empaticemos con el trío protagonista (las llamadas misteriosas con su "étnico" politono) y que sufamos y ríamos con ellas, en una historia que, a pesar de la distancia, no se nos hace en absoluto ajena y se convierte en universal, e incluso nos deja con muchas ganas de saber que pasa después del propiso fin


Emocionante y entretenida, una historia de mujeres para todos los púbicos.

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