Legos del Monigotorium

viernes, 26 de febrero de 2016

SUPERLOCURA

Cuando ya hace casi 20 años, que se dice pronto, Blade llegó a nuestras pantallas hacer una película sobre cualquier cosa parecida a un superhéroe, y más si este pertenecía a la casa Marvel, era una suerte de suicidio personal. Sí, Superman y Batman, hijos de DC, habían tenido sus momentos de gloria cinematográfica pero sus aventuras cada vez más surrealistas (superpoderes de reconstrucción de la muralla china y armaduras con pezones entre otros matice...y decían del batrepelente de tiburones...ay), habían minado un futuro para el resto de sus homólogos que ya parecía haber nacido muerto. Sin embargo esa chispita de la muy entretenida Blade creció y creció con cintas como las de X-men o el Spiderman de Raimi hasta la plena locura que es hoy, con los poderosos Vengadores a la cabeza, llegando a la gran pantalla héroes con los que jamás soñamos en este medio (sí tal vez en alguna produccion Corman) y por eso, tras un cambio radical desde su paso por la saga de Lobezno que lo acerca por fin al personaje original llega Masacre...sí, hoy toca hablar de Deadpool.
 Wade Wilson es un mordaz y alocado exagente de fuerzas especiales que ahora vende sus servicios al mejor postor. Feliz con su particular modo de vida y su relación con su novia, la única que parece comprenderle de verdad una enfermedad terminal hace que acepte la oferta de un extraño hombre someterse a un doloroso proceso experimental que le devolvería la salud y tras el que comenzaría a trabajar para él. Sin embargo pronto descubrirá los oscuros intereses detrás de los experimentos y cuando comience a sufrir las horribles secuelas decidirá escapar y vengarse.
Quizás la más loca producción de la factoría Marvel hasta el momento (de tal modo que la todavía reciente Ant-man por comparación parezca una tragedia) Deadpool es desde su primer segundo una comedia gamberra monopolizada por su deslenguado protagonista, un Ryan Reynolds que vuelve al universo superheroico tras su cuestionable paso por Green lantern (asunto sobre el que se permite hacer un par de buenas coñas) y que nos cuenta en primera persona (atravesando en numerosas ocasiones la cuarta pared ante el asombro de sus propios compañeros de película) como se convirtió en lo que es y que le llevó a maquinar su sangrrienta venganza.
De un humor negrísimo que, si nos ponemos en materia cromática, lidia con el verde y por supuesto el marrón la película tiene desde su primer momento muy clara su identidad de comedia pura dura y dura en pleno universo Marvel, sin que falten el sempiterno cameo de Stal Lee, la presencia de otros personajes de la casa (un Coloso reducido a pura caricatura de sí mismo, curioso acento ruso incluído, y su becaria) y un buen puñado de chistes cuyo saco de boxeo particular es el Lobezno de Jackman (es más, en un momento en que no se pronuncia su nombre pero queda más que claro de quien hablmos se refiere a él como "el australiano"...y es que el Lobezno de los cómics como sabemos cualquier friki de pro es canadiense), de tal modo que hasta los momentos más dramáticos (que los hay) son imposibles de tomárselos en serie.
Deadpool es una cinta con buenas escenas de acción, con un espectacular uso de la cámara en ocasiones  y por supuesto de los efectos espcciales(ahí están esos títulos de crédito del inicio que son de los mejorcito de la cinta) y algún chiste de antología que quizás capten más en su mayoría los seguidores marvelitas (desde que los Marvel zombies tienen su propia serie de cómics me cuesta llamarlos así) pero tiene el fallo de bulto, por llamarlo de algún modo, de que si el espectador no conecta desde el primer momento con la particular jocosidad de nuestro héroe (que no es que no sea gracioso, que en muchas ocasiones lo es, pero es que encima se lo cree, soltando chascarrillos a mayor velocidad que descarga su pistola) es posible que no disfrute de la película y que esta, a pesar de un buen sentido del ritmo, pueda hacérsele hasta pesada (claro que si sabes a lo que vas, pa qué te metes), al no variar su tono, a pesar de las posibilidades dramáticas, durante el grueso de su metraje, en lo que es una introducción a los orígenes (poca profundidad hay fuera del largo y fragmentado flashback) del personaje.
Para superfans y completistas, las aventuras de un superhéroe no para todos los públicos que hace de los sarcásticos comentarios de Tony Stark meras puyas de colegio. Y por favor, quédense hasta el final qeu trae sorpresita.

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