Joy, una mujer creativa e inteligente, no tiene precisamente la vida que había soñado. Con dos niños pequeños acaba de perder su trabajo, su casa se cae a pedazos, su madre solo vive para ver culebrones, su hermanastra la odia y su padre y exmarido viven en su sótano. Sin embargo cuando parece que todas las puertas se cierran se le ocurre un revolucionario diseño: una fregona que se escurre sola. Será el comienzo de toda una odisea en la que particiará toda su familia.
Con un comienzo más propio de cuento de hadas, con la dulce voz de una abuela e inmersos en una nevada de postal Joy nos cuenta la historia (real) de una mujer ahogada por sus problemas y deudas que se aferra a una idea salvadora para salvar todo lo que está perdiendo.
Si bie la cinta abre todo un catálogo de dramas humanos, de lo económico a lo sentimental, gracias a unos diálogos chispeantes con su gotita de humor negro y unos personajes carismáticos pero neuróticos (entre los que destaca un Robert de Niro que demuestra como se puede fastidiar un banquete de boda sin perder la sonrisa....sin olvidar a esa madre incapaz de abandonar su habtación en su consumo imperturbable de seriales, e incluso una Joy que parece más sufrir una crisis que tener una idea) la película sabe quitarle hierro al asunto para incidir en la proia fortaleza de los personajes y mantener así durate todo el metraje una pequeña (a veces hasta el mínimo) dosis de esperanza, dejándonos muy claro que estos siempre volverán a levantarse aunque caigan desde muy alto.
Joy es una película dramática, de esas que tienen todos los elementos de un serial de sobremesa al uso tan manido como los que ve la madre de la protagoista (incluso cuando la protagonista se dispone a afrontar uno de sus mayores retos va...y se corta el pelo), pero también es una película vital, con algún momento que destila una magia casi infantil (el propio final, con flashforward incluido), de esas que ya intuimos que por mucho que sufran sus protagonistas y por mucho que, una vez que parece que todo va bien empieza de nuevo a ir mal, intuimos que tendrá, como todos los cuentos, final feliz, aspecto en lo que también influye una estética luminosa (particularmente palpable en aquellas escenas centradas en los estudios de televisión), aunque esto no resta fuerza a una película de la que lo mejor son sin duda unos actores que parecen sentirse tremendamente cómodos en sus pieles cinematográficas, que saben levantar una historia que, si bien no puede considerarse el culmen de la originalidad está eficazmente rodada e sabe mantener un buen ritmo durante la práctica totalidad de su metraje (podríamos hablar que pierde un poco antes de frontar su arco final, cuando una vez superados los principales escollos parece que la historia vuelve a repetirse).
Sí, un dramón. Pero ironías aparte un buen dramón, de esos que saben mantener el interés del espectador le interese o no el género, con un papel que su protagonista sabe hacer suyo del mismo modo al que nos ha (mal)acostumbrado en otras películas de su director.
Película de personajes una película esperanzadora, bastante por encima de muhas con las que comparte más de un elemento,
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