Legos del Monigotorium

miércoles, 8 de julio de 2015

¡PUPETE!

"La gente no se imagina lo mucho que subre la familia de un esbirro" rezaba una de las mejores frases de esa delirante comedia que era el Austin Powers original. ¡Ah! Los esbirros de cine, esos seres más o mens deformes que siempre acompañan al villano de turno, ya sea un mafioso, un científico loco o ambas cosas a la vez y que siempre acaban llevánose ls del pulpo. El esbirro es ninguneado, vejado, insultado e incluso apaleado sin ton ni son e incluso suele carecer de nombre propio, con honrosísimas excepciones como el inefable Igor.
Sin embargo hace apenas unos añitos unos seres amarillos ( y no me refiero a Los Simpsons) llegaron en tropel. Sí, eran igual de torpes y manazas que la mayoría de los esbirros, e incluso grupalmente su apelativo era "esbirro" (el significado de "minion " en inglés) pero su jefe, o más bien su amo, no los trata tan mal, e incluso les invita a fiestas de empresa ( y hasta a su boda) y además se sabe los nombres de todos...es la hora de los secundarios de Gru, hoy hablamos de Los minions.
Desde que apareció la vida unicelular en el planeta existen los minions. Amarillos, chillones y con gafas su instinto les ha llevado a arrimarse y servir a un vilano, un ser más grande y malvado que ellos, desde el primer pez caníbal al mismísimo Napoleón. pero tras la campaña de Rusia y profundamente avergonzados estos seres se retiraron a las heladas profundidades de la tierra. Cuando las décadas pasan, ante el hastío de su tribu, el minion Kevin decide que es la hora de partir a buscar un nuevo amo, secundado por Bob y Stuart, y tras rodar por el mundo este parece ser una auténtica dama del crimen, la británica Scarlet Ovewrkill.
Los minions son unos seres que parten de esa tradición del mundo del dibujo animado de civilizaciones más o menos complejas  de seres casi clónicos como los pitufos o los gnomos. Con un lenguaje propio (fusión de varios lenguajes reales como el coreano o el castellano), atuendo funcional (el peto vaquero...en esta película descubriremos como adoptaron su particular estilo tras un completo desfile de uniformes, del troglodítico al napoleónico, pasando por mi favorito, el draculiano) y un formato aeródinámico que les fue tremendamente útil en la primera entrega de la saga, los minions llegan aquí en su propia precula para llevarnos de la prehistoria a los años 60 haciendo gala de su particular sentido del humor.
Los minions tienen un problema, y un problema muy gordo. Con un diseño atractivo (no penséis cosas raras) y graciosos son sin embargo de esa clase de personaje que no deja indiferente en el mal sentido de la palabra: o los adoras llegando al coleccionismo salvaje o los odias de tal modo que los arrojarías por el retrete, y atendiendo a este principio sin el que no se puede entender el fenómeno de los minions es dificil evaluar una película como esta, ya que lo poco agrada pero lo mucho cansa.
Si en las dos entregas de Gru estos eran el perfecto contrapunto cómico de su protagonista, unos auténticos robaescenas (ni unicornio blandito ni leches, a los que te llevarías a casa sería a estos pequeñajos amarillos) la ausencia de un componente sentimental más profundo (el tema de la familia, centro de los dos Gru no es alcanzado por el concepto de tribu) o un villamo memorable (Sí. la señoria Escarlata tiene un estilazo y sabe hacer una entrada de primera pero los cambios de humor y ese marido comparsa que, como demuestra en la escena de la tortura, es más tonto que un minion le restan carácter) les hace perder puntos a una película que es, sin tapujos (tampoco prmetían otra cosa) el auténtico festival del minion.
Así la película destaca en momentos muy concretos que casi se nos podían antojar nuevos cortos, como los que muchas veces hemos disfrutado en los extras de los dvds, como el (delicioso) cuento de los tres cerditos o el prólogo de la cinta, lo mejor por goleada, con esos inquietantes seres prehistóricos a los que se van ajuntando los minions y el mismísimo Conde Drácula, pero en conjunto se revela inconexa y en ocasiones hasta repetitiva. .
Además sus pocos chistes para adultos (alguna referencia pop como el momento Abbey Road) a pesar de las muchas oportunidades que hubiesen tenido (esa Reina Isabel de fuerza increíble y una resistencia ante el alcohol sobrehumana) y esa apabullante banda sonora llena de clásicos (espectacular y surrealista el número de Hair) la infantilizan más de lo que nos tienen acostumbrados.
Una cinta que da lo que promete, pero que no se esfuerza en hacer evolucionar una saga que ha sabido convertirse en un nuevo clásico. Revelando como toda precuela un buen puñado de incógnitas (de donde vienen los minions, los petos y su adoración por Gru, que se permite un breve cameo), dejando otras más adultas en el tintero (¿pero estos bichos son inmortales o se reproducen por esporas?) la película entusiasmará a los fans menos exigentes, si bien en general deja un puñado de buenos momentos...yo ya estoy esperando Gru 3, que a la fuerza tiene que existir...
Minions, bananas y explosiones a gogó en una película ideal para pasar una divertida tarde de verano con los niños...y que conste que los minions, como tales, me encantan.

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