Legos del Monigotorium

jueves, 21 de agosto de 2014

SUPERABUELOS

Cuando una de las primeras frases de una película es del tipo"agarraos, que empieza la fiesta" quedan muy claros sus principios. Stallone parece haber encontrado un buen remedio para evitar una todavía prematura jubilación haciendo lo que más le gusta y esa fórmula es compañeros de quinta+tiros a gogó+explosiones varias+peleas con la palma abierta, y en estos lares se denomina Los mercenarios 3 (así, a las bravas, sin subtítulos tipo la venganza...)
Tras una escena de acción del tipo más difícil todavía con helicóptero, tren, un bien recuperado Wesley Snipes (que luego tendrá menos peso en la trama de lo que preveíamos en un principio..pero se ve que añoran los tiempos de Demolition man), muchos soldados prescindibles y mucha, pero muchísima pirotecnia (o es que esperaban otra cosa desde el momento que aparece un tren lleno de enemigos) la saga
vuelve a los derroteros de siempre: una exótica misión imposible que sólo pueden resolver Barney Ross y sus "chicos"...aunque, si bien todos recordamos lo que le pasó al único que no cumplía los cincuentaytantos en la anterior entrega, tras un revés inicial el señor Ross decide prescindir de su equipo clásico (si es que hasta parece un juego de palabras con el título original) y contratar, con la ayuda de un Kelsey Grammer que este verano parece haberle cogido gusto a esto del blockbuster, una nueva partida de jovenzuelos que le ayude a cumplir su misión. Y a partir de aquí todo lo que nos suele regalar esta saga: infiltraciones, peleas, conspiraciones...hasta que, por razones que no vamos a contar aquí, por supuesto vuelve el elenco original con la recuperación de Jet Li (que al parecer algo se trae con Swarzenegger y no es sólo la misión de rescate...esperen al final de la película) y las incorporaciones de Snipes y un verborreico Antonio Banderas retomando levemente su arquetipo de latin lover (el coqueteo con la única mercenaria del film) al que literalemte dan ganas de estrangular (no me pidan chistes con el nombre del personaje, Galgo, odio el maltrato animal) para un gran enfrentamiento final deudor como toda la saga del cine de acción de los 80 y 90, y en el que no faltan los chistes y puyas de compañeros al estilo de siempre con pequeño guiño a Máximo riesgo (Cliffhanger) incluído y todo la acción que puedan consumir. Y para rematar uno de los ya típicos finales de la saga en el que se insinua un relevo generacional (cancioncilla mediante) que sabemos nunca llegará a tener lugar. No es el culmen de guión ni de efectos especiales pero da para una tarde divertida.
Nos dan lo de siempre y lo disfrutamos como nunca...para nostálgicos de ese cine que la tele recupera de vez en cuando...tampoco esperábamos más.

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