A nadie le gustaría pasearse por Crystal lake en Viernes 13, ni estar de excursión por los pantanos que ronda Víctor Crowley tras oirse los ecos de una extraña maldición ni albergarse en el Overlook en las fechas en las que este está cerrado al público. Por muy mitómanos que seamos o mucha vocación de final girl que tengamos nuestra parte animal nos conduce al lado del instinto de conservación. Pero el caso de Hell fest es distinto. A más de un apasionado del terror le (nos) encantaría acudir a una feria como aquella en la que se desarrolla la película en fechas tan intempestivas como Halloween. Unas instalaciones en la que todo está enfocado a sentir terror, de las bebidas y regalos de las casetas a las atracciones y en la que por supuesto la muerte, esta vez auténtica no puede faltar.
Slasher con fuerte sabor ochentero, Hell fest es una película a la que no le falta ningún ingrediente: psychokiller de máscara inquietante, puñal en ristre y andares lentos pero certeros, grupo de jovencitos más o menos hambrientos de contacto físico y fecha simbólica. Cocinados a variado ritmo en un maravilloso recipiente que homenajea prácticamente todos los subgéneros, de las muñecas inquietantes a los home invaders pasando por seres de tintes cenobíticos y guiños al grand guignol, y que constituye el gran hallazgo de esta cinta, la película nos deja una ligera sensación de déjà vu de otros parques de atracciones mortales como The funhouse de Tobe Hooper o The funhouse massacre.
Slasher con fuerte sabor ochentero, Hell fest es una película a la que no le falta ningún ingrediente: psychokiller de máscara inquietante, puñal en ristre y andares lentos pero certeros, grupo de jovencitos más o menos hambrientos de contacto físico y fecha simbólica. Cocinados a variado ritmo en un maravilloso recipiente que homenajea prácticamente todos los subgéneros, de las muñecas inquietantes a los home invaders pasando por seres de tintes cenobíticos y guiños al grand guignol, y que constituye el gran hallazgo de esta cinta, la película nos deja una ligera sensación de déjà vu de otros parques de atracciones mortales como The funhouse de Tobe Hooper o The funhouse massacre.
Sin revolucionar el género lo mejor de esta cinta, quizás menos gore de lo que podemos vaticinar en un comienzo (aunque hay alguna escena que da cosita, como una con una jeringa...y hasta aquí puedo escribir), es el tratarse de una película sin pretensiones, que pretende entretener al espectador pasando miedo, tal y como intentan sus protagonistas, sin profundizar excesivamente en sus personajes (ni en víctimas ni en verdugo, y eso que este oculta una sorpresita que no conoceremos hasta el final...y que por supuesto aquí no revelaremos) pero regalando homenajes de esos que alegran la tarde al aficionado al género, como el cameo de Tony Tod, el eterno Candyman.
Con un equipo que no es ajeno al género (su director, Gregory Plotkin, también estuvo detrás de una de las últimas entregas de la saga Paranormal activity y a parte de su reparto lo hemos visto en series como la muy recomendable Channel zero o Scream) la película consigue, sin pasarse de originales, sorprendernos con algún buen giro, aun abusando en algunos momentos del consabido susto tonto (y es que los extras disfrazados de este Hell fest dan mucho pie para ello), y escenas como la del lavabo de señoras que consigue crear un gran clima de tensión.
Hell fest es, ni más ni menos, una peli de terror de las entretenidas, de esas que se agradecen en determinadas fechas (una pena no haber esperado un poquito para estrenarla en Halloween, que se presta y mucho) y cuyo desenlace invita a una posible secuela que no sería en absoluto mal recibida. Una película que los fans agradecen, quizás los legos un poquito menos, y que revelan que el género tiene todavía mucho que decir.
Hell fest llega a las pantallas españolas el 28 de septiembre.