Aroma a torrija, cera e incienso bañan Mi querida cofradía, una comedia femenina y feminista que consigue sacar punta a alguno de los tópicos de la Semana Santa más popular.
Sin que la sangre nunca llegue al río en esta comedia costumbrista con mucho de sainete Mi querida cofradía tiene mucho de teatral, rozando la regla de las tres unidades e incluso algún tópico del siglo de oro (a alguien quizás le suene eso de " amantes de familias rivales") , algo que no mina una trama sencilla pero divertida
Un toque desleído al primer Almodóvar salpimenta lo que es una película de mujeres, de señoras del día a dia que se enfrentan a una situación anómala que saca lo mejor y lo peor de ellas, y que tanto dan forma al guión como constituyen lo mejor de una película menos mordaz de lo que podríamos prever en un comienzo, pero que consigue arrancarnos las carcajadas sin mucho esfuerzo.
Película de actrices con un valor de la réplica en alza que consiguen que dejemos al lado la sensación de déjà vu con ganas, para regalarnos un guión divertido, chispeante, y sin renunciar a una intención de estilo que no se ciñe solo a una dirección artística sencilla pero con cuidado para los detalles (el piso de la protagonista), sino que además sabe jugar con los encuadres (esa tendencia a la imagen centrada, casi simétrica, que hace que una reunión de tres comadres emule casi una última cena o que Carmen se convierta en toda la reina de la cofradía corona de la virgen tras ella mediante) e incluso coquetea con el lenguaje del musical (los planos previos a la salida del paso).
Sin ser un prodigio de la originalidad en cualquiera de sus vertientes Mi querida cofradía se revela como una película con un envidiable elenco de actrices, cada una idónea para su papel (con esa perfeccionista Carmen a la cabeza) y una historia tan entretenida como bien contada, a la que se le perdona incluso un final menos catárquico de lo esperado, y que consigue que nos replanteemos los tópicos del cine español...pero para bien.
Mi querida cofradía llega a las pantallas españolas el 4 de mayo.
Legos del Monigotorium
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jueves, 26 de abril de 2018
martes, 24 de abril de 2018
VERDE DE ENVIDIA
Ese demonio de ojos verdes que son los celos siempre ha sido desde mucho antes de Otelo un compañero habitual de los tejemanejes amorosos. Sin embargo el punto original de la película que nos ocupa, Algo celosa, es que este desagradable sentimiento va dirigido no solo a parejas y exparejas, sino hacia hijos, amigos, compañeros de trabajo y si nos descuidamos hasta hacia el perro del vecino.
Mucho de comedia negra hay en esta amarga historia de una mujer madura que, a pesar de tener mucho para ser feliz (un trabajo que le gusta, una amiga que se preocupa de verdad por ella, una hija que puede destacar en el arte que ha elegido) cae en la paranoia de pensar que todo el mundo está en su contra, algo sin motivación aparente (durante el metraje se habla de cuestiones hormonales, o al ver como su ex ha rehecho su vida...pero nada concluyente) pero que va a socavar las raíces de su existencia hasta límites que ni ella ni sus relativos aciertan a sospechar.
Así con una naturalidad incuestionable, que hace fácil al espectador encontrar similitudes entre los personajes y más de un conocido, la película sabe regalarnos momentos de comedia tópica (la cancelación del viaje) alternándolos con momentos mucho más dramáticos (las consecuencias de cierto desliz culinario que aquí no desvelaremos), e incluso coqueteando con algún elemento más surrealista (la visita al cementerio), haciendo que nos enfrentemos a una cinta de esas que hacen más sonreir que reir a carcajadas, pero que dejan un agradable sabor de boca.
Un buen elenco de actores, cada uno con su particular momento de gloria, que consiguen arrastrarnos a una historia humana, con chispa, a una trama que sabe lidiar con la exageración justa (no llegamos al límite bufo de otras películas sobre seres humanos con una actitud que digamos, incomoda al resto de la humanidad, como la también francesa Manual de un tacaño), con un sentido del ritmo de esos sin prisa pero sin pausa que no deja cabos sueltos.
Sin alardes visuales pero con saber hacer una cinta con un punto de vista original y un arranque que parece invitar al mercado hollywoodiense a embarcarse en su propia versión con una actriz de su cosecha (y si no, al tiempo), una dramedia con un puntito catárquico, que sabe embaucarnos sin renunciar a la amargura.
Algo celosa llega a los cines el 1 de junio
Mucho de comedia negra hay en esta amarga historia de una mujer madura que, a pesar de tener mucho para ser feliz (un trabajo que le gusta, una amiga que se preocupa de verdad por ella, una hija que puede destacar en el arte que ha elegido) cae en la paranoia de pensar que todo el mundo está en su contra, algo sin motivación aparente (durante el metraje se habla de cuestiones hormonales, o al ver como su ex ha rehecho su vida...pero nada concluyente) pero que va a socavar las raíces de su existencia hasta límites que ni ella ni sus relativos aciertan a sospechar.
Así con una naturalidad incuestionable, que hace fácil al espectador encontrar similitudes entre los personajes y más de un conocido, la película sabe regalarnos momentos de comedia tópica (la cancelación del viaje) alternándolos con momentos mucho más dramáticos (las consecuencias de cierto desliz culinario que aquí no desvelaremos), e incluso coqueteando con algún elemento más surrealista (la visita al cementerio), haciendo que nos enfrentemos a una cinta de esas que hacen más sonreir que reir a carcajadas, pero que dejan un agradable sabor de boca.
Un buen elenco de actores, cada uno con su particular momento de gloria, que consiguen arrastrarnos a una historia humana, con chispa, a una trama que sabe lidiar con la exageración justa (no llegamos al límite bufo de otras películas sobre seres humanos con una actitud que digamos, incomoda al resto de la humanidad, como la también francesa Manual de un tacaño), con un sentido del ritmo de esos sin prisa pero sin pausa que no deja cabos sueltos.
Sin alardes visuales pero con saber hacer una cinta con un punto de vista original y un arranque que parece invitar al mercado hollywoodiense a embarcarse en su propia versión con una actriz de su cosecha (y si no, al tiempo), una dramedia con un puntito catárquico, que sabe embaucarnos sin renunciar a la amargura.
Algo celosa llega a los cines el 1 de junio
jueves, 19 de abril de 2018
EXPLOSIÓN TEMPORAL
Corren buenos tiempos para la animación nipona. Superados por muchos los prejuicios que anclan el género como producto para infantes cintas como El niño y la bestia, En este rincón del mundo o el megaéxito Your name han logrado arrastrar y cautivar a espectadores curtidos. De la mano del productor de esta última llega Fireworks, una nueva historia de amor adolescente con elementos de ciencia ficción.
Para todos aquellos que se han criado o simplemente aman el anime nos encontramos con una cinta que nos resulta familiar, con colegiales enamoradizos, equívocos románticos de esos que ponen colorados a sus personajes, chicas con uniformes de colegiala imposibles y por supuesto un impecable acabado visual que sabe aunar de manera inteligente 2 y 3D, aunque sin llegar al virtuosismo de obras como El cuento de la princesa Kaguya o En este rincón del mundo.
Hasta aquí nada nuevo, con alguna escena formato videoclip (la casi interminable canción de la protagonista en el tren, de esas que suben la glucosa), y algún homenaje velado a esos dioses de la animación que son el estudio Ghibli (que levante la mano el que ante la escena del tren sobre el agua no haya pensado en El viaje de Chihiro, o al que no le resulten conocidas las de personajes flotando...casi volando podríamos decir) pero hay que destacar ese deus ex machina en forma de misteriosa esfera capaz de transportar a realidades alternativas (genial la idea de que en cada una los fuegos artificiales del título sean distintos), algo que le da la dosis justa de sal a la historia.
Sin personajes especialmente memorables (alguno simplemente nos descoloca como esa adolescente que habla de trabajar en un bar "para adultos" y al rato fantasea con ser una idol vestida casi de princesa Disney...las inconstancia de la adolescencia tal vez) la película sin embargo es de esas que satisfacen al fan, que ha visto un buen puñado similar antes y verá unas cuantas más después, dejando para el resto una historia que recrea un delicioso ambiente veraniego, aunque no cautive como esa delicia de sombra alargada como es Your name.
Fireworks llega a los cines el 20 de abril
martes, 17 de abril de 2018
AQUEL RITMAZO
Las segundas oportunidades son el pan de cada día del que podríamos denominar "cine otoñal". Un plato de consumo fácil y buen gusto al que Bailando la vida (otro caso de traducción creativa del original Finding your feet) no es ajeno ni en planteamiento, ni en desarrollo ni en desenlace.
Una mujer que tras toda una vida con el mismo hombre descubre su infidelidad, un amante con secreto, una enfermedad terrible o un viaje que aviva recuerdos tan queridos como dolorosos son algunos de los lugares comunes que visita sin sonrojo está película, una comedia de esas con fuerte carga dramática cuyos conflictos internos vemos venir de lejos...sin impedir que nos quedemos mirando sin pestañear, cual proverbial ciervo ante la inminente llegada de un coche con los faros encendidos.
Y es que la cinta, previsible pero embutida hasta el fondo en buenas sensaciones (algo a lo que ayuda sin duda una banda sonoraqu incluye un buen número de éxitos populares) nos regala el trabajo de unos actores maravillosos, unos personajes que consiguen que empaticemos con ellos desde el primer minuto, a pesar de las ínfulas que hasta alguno al principio (esa obsesión con el título de Lady), destacando ese encarnado por Timothy Spall, un actor que aún habiéndose especializado en roles particularmente odiosos nos revela una de sus caras más luminosas, mostrando una vez más su versatilidad.
Sin alardes visuales a pesar de sus números musicales o ese viaje de postal a la Roma más turística Bailando la vida es una película que consigue algo que no es tan fácil: divertirnos, incluso con alguna escena memorable aunque sea a corto plazo, con una trama que pareciéndose a muchas logra una identidad propia.
Bailando la vida llega a los cines españoles el 20 de abril.
jueves, 12 de abril de 2018
MAPA DE LOS SONIDOS
Hay peliculas que deberían traer manual de instrucciones. O al menos un folleto con un par de advertencias, y no por su complejidad, sino para garantizar el mayor disfrute de la misma. Un lugar tranquilo es una de ellas.
Me explicaré. Un lugar tranquilo es una propuesta tremendamente arriesgada, y más por su carácter de blockbuster (algo que se acentúa en su último minuto...y no diré más), al ser una cinta prácticamente muda pero en la que el sonido es clave, ya que el más mínimo ruido es el detonante del ataque de unos aterradores seres ciegos a cualquiera que sea su emisor, humano o animal.
Una propuesta sencilla, humano contra monstruo (unos seres que parecen la prole bastarda de los aliens del juego Dead Space y el bicho de Cloverfield), pero que consigue en un pequeño entorno arrastrarnos hasta sus últimas consecuencias al contagioso estado de tensión de sus personajes, algo que logra con elementos mínimos (ese clavo que se alza como villano en toda regla) y sin renunciar a unos golpes de efecto que pueden enloquecer al espectador más sensible.
Aunque sin renunciar a tópicos manidos (escenita con hacha, huida por el maizal...que no falte, parece que los aliens vienen a comer kilos en vez de a invadirnos) la película consigue alcanzar una identidad propia. Con pocos datos para contarnos a que clase de Apocalipsis se enfrentan sus personajes (apenas unos recortes de periódico y una pizarra) y un guión que renuncia al diálogo como recurso narrativo en su práctica totalidad son sus actores y su bien orquestadas escenas (de antologia la previa al parto) los que consiguen hacer de su visionado una de las experiencias más catarquicas del último cine de terror, ahuyentando a fantasmas como esa prima lejana que es Señales y alguna duda incómoda por parte del espectador ( vale que tengan que ir sin zapatos pero no se si viven en un universo alternativo en el que no existen los calcetines) y haciendola una cinta imprescindible para los fans del género.
Me explicaré. Un lugar tranquilo es una propuesta tremendamente arriesgada, y más por su carácter de blockbuster (algo que se acentúa en su último minuto...y no diré más), al ser una cinta prácticamente muda pero en la que el sonido es clave, ya que el más mínimo ruido es el detonante del ataque de unos aterradores seres ciegos a cualquiera que sea su emisor, humano o animal.
Una propuesta sencilla, humano contra monstruo (unos seres que parecen la prole bastarda de los aliens del juego Dead Space y el bicho de Cloverfield), pero que consigue en un pequeño entorno arrastrarnos hasta sus últimas consecuencias al contagioso estado de tensión de sus personajes, algo que logra con elementos mínimos (ese clavo que se alza como villano en toda regla) y sin renunciar a unos golpes de efecto que pueden enloquecer al espectador más sensible.
Aunque sin renunciar a tópicos manidos (escenita con hacha, huida por el maizal...que no falte, parece que los aliens vienen a comer kilos en vez de a invadirnos) la película consigue alcanzar una identidad propia. Con pocos datos para contarnos a que clase de Apocalipsis se enfrentan sus personajes (apenas unos recortes de periódico y una pizarra) y un guión que renuncia al diálogo como recurso narrativo en su práctica totalidad son sus actores y su bien orquestadas escenas (de antologia la previa al parto) los que consiguen hacer de su visionado una de las experiencias más catarquicas del último cine de terror, ahuyentando a fantasmas como esa prima lejana que es Señales y alguna duda incómoda por parte del espectador ( vale que tengan que ir sin zapatos pero no se si viven en un universo alternativo en el que no existen los calcetines) y haciendola una cinta imprescindible para los fans del género.
8888888
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Vengan ya comidos de casa, para no emitir ruido alguno...Un lugar tranquilo llega a las pantallas el 20 de abril.
miércoles, 4 de abril de 2018
EL CLUB DE LOS POETAS CATEADOS
El cine en cualquiera de sus vertientes está poblado por multitud de espíritus. No, no se trata de las almas de los astros de la pantalla, ni de nuestros viejos conocidos del cine de terror, ni de ese aroma a cine clásico. Hablo de esas películas de la que uno no puede evitar hablar con ocasión de algunos estrenos, y el que hoy nos ocupa no es una excepción. La cinta es El buen maestro, y su particular fantasma por supuesto El club de los poetas muertos.
Una película de esas de maestro nuevo (en absoluto diremos novato, como ya podemos comprobar en los primeros momentos de la misma) y alumnos difíciles que tiene su mayor atisbo de originalidad en las circunstancias por las que un profesor de elite se encuentra inexperadamente ante un alumnado de extrarradio poco dispuesto a ser educado en las bondades de la lengua y la literatura (ya veríamos si fueran clases de química aunque tras el boom de Breaking bad todo es posible), y que aquí no desvelaremos, que dan paso a una historia con un puntito más verista que al que ya nos tiene acostumbrado este ya familiar subgénero.
Un profesor enrollado lo justito (que a pesar de parecer en ocasiones le importa más su propio prestigio que otra cosa es tan dedicado que pasa su primera noche dedicado a aprender los nombres completos de su clase), un amago de romance apenas atisbado y unos alumnos que no son delincuentes en ciernes ( por mucho que pueda creer el nuevo profesor su primer día en el centro) sino meros adolescentes en busca de su propia identidad son algunos rasgos de una obra realista y emotiva. Un buen ejemplo de denuncia social tanto de un sistema que no se plantea las verdaderas necesidades de los estudiantes como de unos profesores a los que les cuesta establecer un equilibrio entre la comprensión y la disciplina.
Podríamos decir que no es una película particularmente brillante en cuanto a méritos cinematográficos (aunque hay escenas tan bellas como la huida por el salón de los espejos de Versalles que logra sobrecogernos con la belleza del escenario real) pero El buen maestro, a pesar de sonarnos a otras contadas numerosas veces, consigue revelarse como una película necesaria, tremendamente recomendable para los profesionales del ramo, y tan humana a pesar de no mostrar escenas tan sangrantes como otras (aquí aunque se esboza de forma ligera el problema de las bandas la sangre nunca llega al rio) que consigue emocionar, y sobre todo hacer pensar sobre una generación que algunos, de entrada, ya dan como perdida.
Una película de esas de maestro nuevo (en absoluto diremos novato, como ya podemos comprobar en los primeros momentos de la misma) y alumnos difíciles que tiene su mayor atisbo de originalidad en las circunstancias por las que un profesor de elite se encuentra inexperadamente ante un alumnado de extrarradio poco dispuesto a ser educado en las bondades de la lengua y la literatura (ya veríamos si fueran clases de química aunque tras el boom de Breaking bad todo es posible), y que aquí no desvelaremos, que dan paso a una historia con un puntito más verista que al que ya nos tiene acostumbrado este ya familiar subgénero.
Un profesor enrollado lo justito (que a pesar de parecer en ocasiones le importa más su propio prestigio que otra cosa es tan dedicado que pasa su primera noche dedicado a aprender los nombres completos de su clase), un amago de romance apenas atisbado y unos alumnos que no son delincuentes en ciernes ( por mucho que pueda creer el nuevo profesor su primer día en el centro) sino meros adolescentes en busca de su propia identidad son algunos rasgos de una obra realista y emotiva. Un buen ejemplo de denuncia social tanto de un sistema que no se plantea las verdaderas necesidades de los estudiantes como de unos profesores a los que les cuesta establecer un equilibrio entre la comprensión y la disciplina.
Podríamos decir que no es una película particularmente brillante en cuanto a méritos cinematográficos (aunque hay escenas tan bellas como la huida por el salón de los espejos de Versalles que logra sobrecogernos con la belleza del escenario real) pero El buen maestro, a pesar de sonarnos a otras contadas numerosas veces, consigue revelarse como una película necesaria, tremendamente recomendable para los profesionales del ramo, y tan humana a pesar de no mostrar escenas tan sangrantes como otras (aquí aunque se esboza de forma ligera el problema de las bandas la sangre nunca llega al rio) que consigue emocionar, y sobre todo hacer pensar sobre una generación que algunos, de entrada, ya dan como perdida.
El buen maestro llega a las pantallas españolas el 20 de abril.